Oscar Clemente Marroquín

ocmarroq@lahora.gt

28 de diciembre de 1949. Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Periodista y columnista de opinión con más de cincuenta años de ejercicio habiéndome iniciado en La Hora Dominical. Enemigo por herencia de toda forma de dictadura y ahora comprometido para luchar contra la dictadura de la corrupción que empobrece y lastima a los guatemaltecos más necesitados, con el deseo de heredar un país distinto a mis 15 nietos.

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Oscar Clemente Marroquín
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Hace mucho tiempo que vengo leyendo a Samuel Pérez Attias, desde que fue un destacado columnista de Prensa Libre, y la verdad que su forma de enfocar nuestra realidad que ahora observa desde lejos, siempre me ha gustado por esa manera certera y franca de hablar. Hace pocos meses tuve el gusto enorme de conocer a su hijo, el joven profesional Samuel Pérez Álvarez, quien es Secretario General del partido Semilla y su seriedad, madurez y conocimientos me causaron gran impresión.

Pues bien, esta semana Samuel Pérez Attias publicó un artículo en Plaza Pública que vale la pena leer porque es una radiografía precisa de la forma en que han reaccionado las élites, haciendo berrinche con pataleos incluidos, por la forma en que se vieron sorprendidos cuando dejaron de disfrutar de la condición de los dueños del país de la eterna impunidad. “El berrinche de las élites” se puede encontrar en el sitio de ese medio digital y constituye una descripción muy clara no solo de lo que están haciendo para derrotar a la lucha contra la corrupción sino de la forma en que se han ido aliando con cualquier personaje, por oscuro que sea, que les ayude a hacer que su berrinche sea efectivo.

Samuel se define muy bien en el plano ideológico diciendo que está a la derecha de la izquierda, pero a la izquierda de la derecha y que escribe por convicción y ese equilibrio es el que le permite abordar temas tan puntuales sin el resentimiento que a veces se nota en críticas de los extremistas. Cuando habla de privilegios acumulados gracias a un Estado que diseñaron sus ancestros a su favor y beneficio, dice una verdad del tamaño de la Catedral porque tenemos una institucionalidad diseñada por quienes históricamente han sabido colocarla a su servicio y que últimamente por la vía del financiamiento electoral han acrecentado su poder sobornando desde antes de que lleguen al poder a los políticos mafiosos que se lanzan al ruedo con la precisa y expresa intención de venderle el alma a ese diablo que son estas élites berrinchudas.

Creo que vale la pena leer el artículo de Samuel para entender bien lo que está pasando ahora con el Pacto de Corruptos, porque muchas veces al mencionarlos la gente piensa que se trata de la parvada de sinvergüenzas que se llaman políticos y los rostros que se asocian con ese pacto generalmente son de diputados, ministros, jueces y gobernantes que día a día dan la cara con plena desfachatez, pero en realidad ellos son los títeres de los verdaderos actores, de quienes mueven hábilmente los hilos de la berrinchuda resistencia a enfrentar la justicia. Y el pataleo propio de niños berrinchudos les va funcionando hasta ahora pues, para empezar, ya lograron desvanecer el delito que les hizo sentarse con rostro compungido a pedir perdón por haber sido de los que sobornaron con financiamiento ilícito a Jimmy Morales y ahora pueden volver a comprarles la conciencia sin temor a consecuencias legales. Ellos, los dueños del país que controlan tanto, incluyendo medios que se les someten, están viendo que, como cuando eran niños, a punta de berrinche logran lo que se les ronca la gana.

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