Juan José Narciso Chúa

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Guatemalteco. Estudió en el Instituto Nacional Central para Varones, se graduó en la Escuela de Comercio. Obtuvo su licenciatura en la USAC, en la Facultad de Ciencias Económicas, luego obtuvo su Maestría en Administración Pública INAP-USAC y estudió Economía en la University of New Mexico, EEUU. Ha sido consultor para organismos internacionales como el PNUD, BID, Banco Mundial, IICA, The Nature Conservancy. Colaboró en la fundación de FLACSO Guatemala. Ha prestado servicio público como asesor en el Ministerio de Finanzas Públicas, Secretario Ejecutivo de CONAP, Ministro Consejero en la Embajada de Guatemala en México y Viceministro de Energía. Investigador en la DIGI-USAC, la PDH y el IDIES en la URL. Tiene publicaciones para FLACSO, la CIDH, IPNUSAC y CLACSO. Es columnista de opinión y escritor en la sección cultural del Diario La Hora desde 2010

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Juan José Narciso Chúa

Octubre acaba hoy dejando tras de sí un legado importante de momentos agradables en la vida. El primer cumpleaños de mi hermanita después de la pérdida de José es seguramente un trance difícil de superar, pero hoy se encuentra construyendo su nueva vida. La visita agradable a Santo Domingo, disfrutando de la espiritualidad, el placer estético del adorno del templo. Con Mónica pudimos tener el testimonio de una compañera de fila, quien nos compartió en minutos, la causa de su devoción, mientras nos lo contaba sus lágrimas brotaban ansiosas, luego disfrutar del atol de elote, un par de tostadas y finalmente, el gusto por los dulces típicos, es un espacio de múltiples facetas.

Termina la serie mundial, el deporte imperdible y que sigo desde hace ya muchos años, en cada año el recuerdo imborrable de Abdón Rodríguez Zea y sus famosas frases, se repiten en paralelo a cada juego. Aquí algunas de ellas: “Estará bueno o no”, “Ahí va un palo largo, la bola se va, se va y te fuiste Marcelina”; “Parlama, mi botella”; “Ay Dios, quien pudiera con una soga lazar, al viento que se ha llevado lo mejor de mi cantar” y muchas otras, un tributo a su memoria y el legado que me dejó por el gusto del deporte rey. Los Medias Rojas campeones.

El fin de octubre lleva la celebración de aquellos que nos dejaron, aquellas personas queridas que se quedan en nuestras retinas y en nuestros corazones porque en su paso por nuestras vidas nos han dejado un recuerdo imborrable de derroche de noble existencia, de permanente presencia, de sonrisas inolvidables y de momentos imperdibles en el tiempo.

Mi papá, Juan Vicente Narciso Najarro, fue la primer pérdida que caló en el alma. Cada vez que escucho marimba me lleva inmediatamente a él, principalmente cuando emerge Río Polochic con sus notas que recogen el oleaje permanente de ese majestuoso río. Su presencia era imperdible en cualquier acontecimiento, en todos los cumpleaños, en aquellas situaciones difíciles. Sus consejos, sus penas, su disfrute pleno por el futbol y el béisbol, resultan inolvidables. No olvido una vez que le puse un disco de Alberto Cortez y sonó Distancia, mi viejo me dijo “Mijo eso es un poema puesto en canción”. Sus frases famosas y sus chistes se quedaron colgadas en mi alma y las cuento cuando puedo. Una de ellas se quedó para siempre: “En un beso perdí la juventud”.

Mi mamá, María del Carmen Chúa Carrera, nos dejó hace algunos meses. Uno no se da cuenta cuántas cosas son parte de su propia vida, hasta que ya no están. Por ejemplo, el uso de refranes populares y dichos, son parte inmanente de mi vida que atesoro grandemente, los uso con frecuencia y sin darme cuenta. Cuanto me dejaste mamá, cuánto te extraño. Estas dos pérdidas en mi vida representan realmente adioses eternos, despedidas permanentes y vidas plenas que llenaron mi espíritu de luz. Hoy, los extraño más que nunca.

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