Raymond Wennier

raymondwennier@yahoo.com

Estadounidense residente en Guatemala hace 46 años. Maestría en Administración Educativa, Memphis State University, Memphis, TN. Licenciatura en Pedagogía y Administración Educativa, Universidad de San Carlos de Guatemala, Colegiado activo 410. Trabajo: En áreas urbana y rural guatemaltecas. Consultor Educativo. Docencia y Administración Educativa. Publicaciones: Alrededor de 600 artículos sobre temas educativos de 1,980 a la fecha. Autor del libro "Liderazgo, una nueva conceptualización", 1987.

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Raymond J. Wennier
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El censo poblacional del año 2002, dice que la población de niños menores de 6 años de edad, es de 20.6% del total y que el rango de 7 a 12 años, corresponde al 16.8% y los jóvenes de 13 a 17, son el 11.6%.

Al sumar esos porcentajes nos arroja un total de 49%. El efecto de esos rangos en la educación, va desde el nacimiento, educación inicial, hasta terminar la educación formal de la secundaria.

Esos son datos de hace dieciséis años. Desde entonces han nacido muchos niños que dieciséis años después se encuentran en los rangos anteriores. De acuerdo, ha habido muertes que se supone deben mantener un balance en la población total. Sin embargo, estoy seguro que hay más nacimientos que muertes registradas. No tengo ese dato pero mi intuición llega a mi opinión.

Los resultados del censo poblacional de este año no han sido publicados; creo, sin embargo, que la población puede llegar a cerca de los 20 millones de personas habitando el territorio nacional.

Esto me hace pensar ¿En qué situación va a estar el sistema educativo que debe cubrir a la población desde el nacimiento donde empieza la educación inicial?

La neurología nos dice que los primeros años de vida de los niños, con una sana y balanceada alimentación y la adecuada atención a los buenos estímulos, son mejores indicadores del aprendizaje y a la aplicación de conocimientos, para el resto de su vida.

Ese futuro de la vida de los niños, incluye, o debería incluir, la creatividad e iniciativa que a su vez producen las innovaciones requeridas en una sociedad globalizada y cambiante, más que en años anteriores.

Veamos, si usamos el mismo dato de una población infantil de 20.6%, tendremos una población de CUATRO MILLONES CIENTO VEINTE MIL (4,120,000) niños menores de 6 años de edad, que deberíamos atender en el sistema educativo nacional.

De nuevo digo, es urgente mantener en el “ojo” de las autoridades esta necesidad para que no solo, los niños crezcan y se desarrollen sanamente física y mentalmente, sino también sabiendo que son la base de una sociedad renovante que pueda resolver las situaciones apremiantes como la pobreza y la desnutrición crónica y que pueda responder a los interrogantes de ¿Por qué tantos niños no reciben ni tienen acceso a la educación? y ¿Por qué hay tantos niños que desertan en los primeros grados de primaria y ¿Qué decir de la repetición de grados?

Todo lo anterior requiere que un equipo de maestros, educadores, psicólogos educativos, sociólogos y administradores educativos, de “una vez por todas” “descubran” cuáles son las causas de esos males, año tras año, y “decidan” resolver el problema.

¿Tiene el Ministerio de EDUCACIÓN ese equipo? Si lo tiene que diga quiénes lo conforman y qué están haciendo.

Si no lo tiene, es tiempo de tomar “al toro por los cuernos”. Hay profesionales con solvencia moral y con la preparación adecuada que pueden formar ese equipo. ¿Hasta cuándo esperamos?

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