Sandra Xinico Batz

sxinicobatz@gmail.com

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Sandra Xinico
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Una manera de ajusticiar a los malos funcionarios que ocupan cargos por elección sería no permitiendo su reelección o que se vuelva a votar por ellos en otros cargos. Los funcionarios, además de entregar cuentas, deberían reparar sus malas gestiones y pagar el costo social que estos provoquen. Mientras que ejercer un cargo público signifique obtención de privilegios seguiremos viviendo la misma política que no sólo es descarada, sino que nos está saliendo sumamente caro. No es divertido ver una y otra vez a Neto Bran hacerse campaña (al estilo robot) o a Jimmy Morales “comportarse” como ebrio. ¿Nos reímos por no llorar?

Reflexionar la política debería ser una capacidad social que nos permita accionar e injerir en ella, esta es (supuestamente) una garantía del ser ciudadano y de la democracia, pero en la realidad ocurre lo contrario. Las leyes al igual que la moral están sujetas a la interpretación de quienes las controlan. ¿Cómo se puede ser buen cristiano y corrupto a la vez? ¿Cómo se puede ser buen cristiano, racista, homofóbico, corrupto, todo a la vez?

El autoritarismo con que los diputados del Congreso impidieron a un grupo de música tocar e ingresar a Guatemala se fundamentó en que la libertad de expresión tiene límites y es evidente que esos límites los definen ellos, así como no se han limitado a reformar la Ley Electoral para su beneficio. ¿En el nombre de Dios habrán hecho semejante cochinada?

Son las 8 de la noche del viernes, camino por El Trébol en ciudad de Guatemala, ya no es raro ver a personas hurgar entre las montañas de basura depositadas en las esquinas, esta vez es una señora grande, a unas cuadras una pareja duerme en la banqueta. El precio del gas ha subido de nuevo. El Congreso de la República acaba de comprar una mesa para reuniones que costó más de Q86 mil.

Tener la impresión de que regresamos a los 80 es negar la continuidad de los problemas y desconocer la historia. Olvidar lo que ha ocurrido y quiénes son los responsables permite la impunidad. Necesitamos estar alertas y ajusticiar a quienes se lo merecen no creyéndoles más. Es despreciable la sinvergüenzada de exfuncionarios como Portillo que creen tener la solvencia “moral” de hablar sobre los problemas del país y de hacerla de analista político para explicarnos que el problema de Guatemala no es ser “anti-CICIG”.

No tener presente el pasado es un riesgo en cuanto a política, porque permite camuflar responsabilidades. Es como creer que los empresarios que hoy se dan baños de pureza contra la corrupción en el pasado fueron los más honestos, o peor aún creer que sólo tuvieron la buena intención de colaborar con los partidos políticos financiando su campaña con miles de quetzales, todo por el bien del país y sin esperar nada a cambio. Quizá hasta alabamos su disponibilidad de en financiar las próximas elecciones.

¿Falsas ilusiones, ingenuidad o ignorancia?

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