Al puro estilo chapín, el vicepresidente Jafeth Cabrera arremetió ayer contra la forma en que se administra la justicia, luego de la muerte del diputado Barquín, pero él y el gobierno del que forma parte decidieron retirar el apoyo al proyecto constitucional de reformas al Sector Justicia que pretendía, precisamente, atacar la raíz de esos problemas que derivan en retrasos judiciales y aberraciones en cuanto al comportamiento de todo el sector producto de la cooptación que ha sufrido por años.

Alguien que ha tenido el poder de influir y de hacer que las cosas cambien debería de dejarse de lloriqueos y quejas improductivas, sobre todo cuando en su momento tuvieron toda la autoridad moral y política para provocar el cambio que el país necesita porque fueron electos, precisamente, para propiciar ese cambio que rompiera con los moldes de la corrupción. Pero el gobierno del que Cabrera es Vicepresidente decidió mandar por un tubo el mandato recibido en las urnas y en vez de ser generadores del cambio se dedicaron totalmente a torpedearlo.

Si ellos hubieran entendido lo que el pueblo esperaba de ellos y encuentran obstáculos en un Congreso corrupto, tuvieron la oportunidad de convocar a la plaza para presionar a fin de que se concretara esa transformación de la que ahora habla. Pero lejos de eso, hicieron causa común con la vieja política, empezando por la cínica actitud de llenar su bancada de tránsfugas impresentables, enviando así el mensaje que no sólo eran más de lo mismo sino que iban a convertirse en todavía peores de lo que se había cuestionado.

Quien pudo hacer algo, aunque hubiera sido mostrar su desacuerdo con el comportamiento del Presidente en materia de las reformas constitucionales al Sector Justicia, tiene poca autoridad moral para estar ahora criticando lo que ocurre y menos aún de despotricar sin razón con el pretexto de que hay gente que ha muerto en medio de procesos penales por corrupción.

Cuántos de esos procesos se han atrasado por el litigio malicioso de abogados que han tratado de entrampar los juicios con el propósito de esperar a que en el Ministerio Público soplaran vientos mejores y que el mandato de la CICIG llegue a su final. Sería bueno que los asesores de un Vicepresidente que no tiene luces para hablar de los temas jurídicos le explicaran por qué es que las cosas suceden de esa forma en la justicia y así evitar el ridículo de salir plañideramente a quejarse por cuestiones en las que pudo haber influido, pero prefirió hacerse el papo.

Redacción La Hora

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