Fernando Mollinedo

mocajofer@gmail.com

Guatemalteco, Maestro de educación primaria, Profesor de segunda enseñanza, Periodista miembro de la Asociación de Periodistas de Guatemala, realizó estudios de leyes en la Universidad de San Carlos de Guatemala y de Historia en la Universidad Francisco Marroquín; columnista de Diario La Hora durante 26 años, aborda en sus temas aspectos históricos, educativos y de seguridad ciudadana. Su trabajo se distingue por manejar la palabra sencilla y coloquial, dando al lector la oportunidad de comprender de modo sencillo el universo que nos rodea. Analiza los difíciles problemas del país, con un criterio otorgado por su larga trayectoria.

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Fernando Mollinedo C.

En Guatemala, desde casi siempre, no ha existido una coordinación efectiva entre las dependencias encargadas de velar por los recursos naturales. Lamentable es decir que las Municipalidades, Gobernaciones y Ministerios de Estado (Salud, Educación, Trabajo, Medio Ambiente e Inguat, entre otros) no desarrollaron políticas interinstitucionales transversales y equilibradas de los temas que ahora nos agobian: la contaminación ambiental por toda clase de desechos.

Es urgente la necesidad de analizar y adoptar nuevos enfoques respecto a las diversas áreas como el manejo integral del agua, los bosques y selvas, las costas, la conservación y manejo de la biodiversidad y los efectos de los megaproyectos de construcción sobre la biodiversidad, la planeación y desarrollo urbano.

Como soy lego en la materia, pregunto: ¿Existe un enfoque ambiental dentro de los planes y programas de las instituciones antes relacionadas? ¿Hay programas de subsidios nacionales o municipales para el manejo de los recursos pesqueros y del campo? El cumplimiento de la protección legal de ríos, lagunas y lagos son temas que inciden en el desarrollo nacional, por lo tanto debe prestársele atención o su creación urgente (Fiscalía de Protección al Ambiente, Policía Nacional Civil por medio de Diprona, la Marina de la Defensa Nacional y los alcaldías) como garantes del cumplimiento de la conservación de los recursos naturales terrestres y marino costeros.

Es obligación y No es voluntad política la que las autoridades institucionales están en la obligación de observar para hacer frente al compromiso de proteger y cuidar los ecosistemas que sustentan la vida; por ello es necesario y urgente que se prevenga los retos como: la calidad del agua, áreas naturales protegidas, residuos peligrosos (hospitalarios, minerales, industriales) impacto ambiental, tala ilegal y otros aspectos básicos para preservar la salud.

Tengo entendido que Guatemala fue uno de los países firmantes de la Ratificación del Acuerdo de París en materia de cambio climático y la aprobación de una nueva Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable; ahora es tiempo de requerirle a los legisladores guatemaltecos la creación de cuerpos legales ambientales y sociales afines, en prevención de los posibles riesgos que el cambio climático implica para la integridad de los ecosistemas, y por extensión, insisto, para las poblaciones humanas que dependen de ellos para su subsistencia.

Está cercano el tiempo en que nos ahoguemos entre la basura y toda clase de desechos que la población tira, bota o deja en las orillas de las carreteras, ríos, lagos, lagunas, veredas, caminos, tragantes, desagües y otros lugares que no pueden ser vigilados de forma permanente; lo cual indica y corrobora la mala educación ambiental que se tiene y la ignorancia o desdén por la salud.

Urge la eliminación de basura en los ríos Las Vacas, Motagua, Usumacinta, Chixoy, Pansalik, Michatoya, Los Esclavos; lagos de Amatitlán, Atitlán, Petén Itzá e Izabal; basureros clandestinos, veredas, entre otros lugares convertidos en focos de contaminación.

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