Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82
Sin duda alguna, nuestro país atraviesa tiempos complicados porque algunas mentes muy perversas, pero muy inteligentes, lograron reducir el debate nacional de reforma que tanto necesitamos a una estéril discusión ideológica, que se ampara además, en un discurso de miedo que ha hecho que cada vez nos sea mucho más difícil alcanzar acuerdos.
El curso ha sido difícil y se pondrá un tanto más complicado en los días venideros porque la justicia debe seguir su curso y eso pone a mucha gente alterada, pero eso no quita que necesitemos empezar a hacer nuestros deberes como sociedad y que empecemos a tener los debates que nos eviten llegar a las condiciones de Nicaragua.
Se habla de la necesidad de que la gente no migre, de que empecemos a invertir en desarrollo humano y de que se atraiga más inversión extranjera que nos permita generar más oportunidades, pero en estas condiciones es prácticamente imposible porque quienes deberían estar liderando la carga, están preocupados por sus temas con la justicia y por cómo logran salvarse en impunidad.
Hay quienes dicen que la justicia tardía no es justicia y es totalmente cierto, pero nada dicen de la necesidad de que podamos recuperar las reformas constitucionales que nos permiten hacer los ajustes al sistema y que eso nos ayude al fortalecimiento de un Estado de Derecho que es la piedra angular de cualquier tema económico. Hay un problema estructural que nunca nos permitirá impartir justicia pronta y cumplida.
De eso nada o muy poco se está diciendo y uno no puede pretender hablar de la falta de certeza jurídica en el país sin hablar de los vicios que la causan, no solo en el sistema de justicia, sino en los demás organismos del Estado y en el desarrollo de muchas instancias que contribuyen a nuestra debacle.
No hay políticas de país para atender nuestras grandes necesidades que generan tanto problema a la gente y al país en general y que derivan, entre otras cosas, en una masiva migración que convierte a nuestra gente en el principal producto de exportación.
Los que desean que las cosas regresen al pasado, topan con su discurso y se deben quitar las caretas porque sus acciones no tienen ningún otro fundamento que no sea la impunidad y por eso es que resulta indispensable que los que sí deseamos cambios hagamos lo necesario para mandar los mensajes claros que nos permitan alcanzar acuerdos y recobrar algunas confianzas lesionadas.
El cambio es un tema económico porque, si no cambiamos, generar más oportunidades es casi imposible; si no somos capaces de mandar señales que nos solidifiquen esa confianza, estamos fritos y por eso resulta indispensable que las personas y sectores que desean cambios fijen posturas y a partir de ahí podemos seguir adelante.
No lo dude, la pita se va a tensar y será necesario un gran acuerdo de mínimos para sacar al país adelante y especialmente, para no dejar que ganen los que desean llevarnos al pasado o los que desean que todo siga igual haciendo pequeñas cosas que generen una falsa sensación de cambio. El reloj sigue su curso y ya va llegando La Hora de la verdad.