Arlena Cifuentes
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Como “abusador de jovencitas” ha sido calificado Jimmy Morales en un artículo escrito por Edgar Gutiérrez. A estas alturas, después de lo que hemos vivido los guatemaltecos en el pasado reciente ya nada nos sorprende. Lo que no me parece justo es que sea únicamente al presidente a quien se le indilguen este tipo de acusaciones. Ha llamado mi atención por qué tanto el Ministerio Público, la CICIG, columnistas, analistas y periodistas han centrado su atención a lo largo de estos años únicamente, en su contra. (Las minúsculas son a propósito).

No es que el poder como tal lo haya convertido en abusador. La adicción se manifiesta a lo largo de la vida, el poder únicamente es el detonante que lo dispara. Nadie puede negarse en este contexto, a complacer a un degenerado sexual porque sabe que tendrá que pagar un precio. Algunas características de un abusador sexual son: El delirio de grandeza, el no sentir culpa, baja tolerancia a la frustración, relaciones amorosas inestables, lo anterior producto de una infancia difícil. “Los últimos estudios demuestran que el abusador es un enfermo psiquiátrico y muestra un desorden de la personalidad”. De hecho hay quienes afirman que el presidente es bipolar; adicional a ello tiene problemas de alcoholismo.

El 19 de junio fue publicado en Prensa Libre un reportaje escrito por Andrea Orozco que entre otras cosas dice: “se trata de “varios casos”, pero las mujeres “tienen pánico” y solo una de ellas “se atrevió a denunciar”.

Desde que este gobierno inició su mandato se escuchan pasos de animal grande que relacionan a uno de los funcionarios al más alto nivel que padece de lo mismo en un grado superior, es decir un adicto al sexo, utilizando para satisfacer sus deseos pasionales su despacho. Probablemente, algunos de estos hechos se realicen con la venia de las “elegidas”; hechos que sin lugar a duda deben ser del conocimiento de sus más cercanos colaboradores, quienes para mantenerse en sus puestos son ciegos, sordos y mudos. En este gobierno lo que más abunda, son los personajes con pasados oscuros, turbios, que continúan haciendo de las suyas.

Lo que el Ejecutivo y sus incondicionales hayan hecho y continúen haciendo en este sentido es deleznable. No es triste, es simplemente repulsivo, asqueroso y condenable desde todo punto de vista. Seguramente las denuncias en contra de Jimmy morales por acoso no prosperarán porque las víctimas seguramente ya han sido amenazadas y la vida de sus seres queridos está en la picota. Es aquí en donde esperaríamos que la nueva Fiscal asuma el papel que le corresponde y que demuestre sin dilación y con arrojo su compromiso a favor de la lucha en contra de la corrupción y la impunidad como es el caso que nos ocupa.

Ahora bien, los guatemaltecos estamos plenamente conscientes de que estamos siendo gobernados por gente de la peor calaña, de los más bajos instintos como jamás pudimos haber imaginado. Quienes así lo estamos somos partícipes y cómplices de la barbarie en la que estamos sumergidos porque la estamos aceptando con conocimiento de causa.

Yo diría que el momento exige hacer un esfuerzo serio, dejarnos de tanta palabrería, de donde emane, en base a la realidad. Una única propuesta que obligue a este Gobierno a cambiar el rumbo de su accionar errado o a que presente su renuncia. No es solo Jimmy Morales el responsable de la actual debacle.

 

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