Edith González

“Las batallas se pierden con el mismo espíritu con que se ganan”.
Walt Whitman

 

La firma de los Acuerdos de Paz hace ya más de veinte años, en la administración del presidente Arzú, recién fallecido, nos dieron nuevas perspectivas en la vida cotidiana del país. ¿Quién durante los años de la guerra podía insultar a un presidente de la República, destruir la bandera nacional en un acto público, o agredir a una autoridad en el interior del país? Y quedar impune.

Los Acuerdos de Paz, nos permiten, ahora, una sociedad más abierta, una sociedad que se carga con la problemática nacional, y que en la mayoría de los casos busca mejorar condiciones de vida. Y esa firma de la paz, igualmente nos ha permitido conocer sobre buenos militares e igualmente sobre chafas delincuentes. En los años de la guerra estoy segura que había militares chafas, pero no se hacía público.

Los Acuerdos de Paz se convirtieron en el parteaguas entre el pasado turbulento y el presente que nos permite conocer que hoy, en este momento, en el Ejército de Guatemala hay buenos oficiales, pero igualmente chafas.

Estos Acuerdos de Paz permitieron avanzar hacia proyectos investigativos de denuncia y cárcel para estos chafas que al respaldo de una institución con confianza del pueblo, con certeza operativa, con un pasado fortalecido, se convirtieron en delincuentes. Unos cómplices de las maras, otros operadores del narcotráfico, y otros robándole el dinero a la misma institución que les dio de comer, les dio prestigio, les dio dignidad; la cual ahora han tirado a la basura.

En nuestra actual sociedad, estos chafas son los peores enemigos del mismo Ejército y es posible que aún queden otros chafas con uniforme, llevando en el mismo la bandera nacional. Delincuentes uniformados… que robaron la confianza de los guatemaltecos que han respaldado al Ejército desde décadas atrás por ser una institución responsable dispuesta a dar la sangre de sus hombres y mujeres por una sociedad con certeza de vida.

Y por estos pocos chafas la sociedad guatemalteca dirá que el Ejército es un nido de delincuentes. Por algunos chafas, se castiga a los buenos oficiales del Ejército de Guatemala con respaldo a nivel mundial.

Imposible durante los años de la guerra que se conociera de un chafa en el Ejército. Los Acuerdos de Paz abrieron el camino para que la sociedad los conozca. El Ejército ya nos los esconde como hace treinta años. No porque el río lleva aguas turbias, el mar es turbio. No. Pretender ahora juzgar a hombres y mujeres que están de alta en el Ejército, por estos chafas, no es correcto. Porque hay buenos militares.

Un licenciado puede ser delincuente, pero eso no significa que los licenciados sean delincuentes. Un mal ingeniero no representa a los ingenieros en su totalidad. Un mal padre no es el universo de los padres.

Chafa: describe cualquier cosa de mala calidad. Lo cual incluye una amplia gama de productos desde joyas, productos electrónicos hasta candidatos presidenciales. Común en Guatemala para definir al mal militar.

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