Danilo Santos
desantos.salazar @gmail.com

Más allá de todo el análisis que se pueda hacer desde el ámbito jurídico, político y comunicacional sobre la distracción que representa la desafortunada solicitud de Cancillería respecto a que se sustituya a la embajadora de Venezuela y el embajador de Suecia, esto con el argumento de “una supuesta injerencia en asuntos internos de Guatemala”; lo que parece quedar claro es que el plan de establecer la “mano dura” desde el gobierno efecinista sigue su curso inexorable hacia el aislamiento internacional y la confrontación interna.

El gobierno pasó de quejarse de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala ante las Naciones Unidas, a hacer campaña ante senadores estadounidenses para que se le quite el financiamiento, minar el apoyo que el Ministerio de Gobernación le había venido dando; a intentar golpear diplomáticamente a gobiernos que financian la lucha contra la corrupción en Guatemala a través de la CICIG.

El discurso del presidente Morales ha sido confrontativo, no solo frente a las y los vendedores de La Terminal, sino donde fuera que vaya. Ahora entiendo lo dicho por él frente al mismo Embajador de los Estados Unidos en la “izada de la bandera de Israel” en un acto organizado por las iglesias evangélicas de Guatemala el pasado mes de abril. En esa ocasión dijo que él hablaría “…del sentimiento de Guatemala versus la opinión de algunos que dicen representar la opinión de Guatemala” y que “vendrían más cosas…” ¿Se refería al sentimiento pro corrupción? ¿O acaso hablaba sobre los golpes planificados contra Iván Velásquez?

Se ha orquestado un verdadero “ejército de salvación” de la patria. Tienen de todo, desde su Napoleón a la tortrix, emisarios, hombres y mujeres de Estado dispuestos a defender los valores que tanto ha costado enseñar a los súbditos. Los objetivos son conservar la estupidez porque es nuestra estupidez. Proteger la normal “creencia y práctica nacional” de la corrupción. (Dicho por el Presidente en un canal internacional de noticias), y desterrar a ideologías extranjeras que atenten contra la injusticia, inequidad de género, cualquier intento de un Estado laico y por supuesto, su particularísima idea de lucha contra la corrupción.

Por otro lado, ya se consumó la elección de la nueva Fiscal y pronto sabremos si su proceder será para fortalecer la independencia de poderes y proteger los avances que el Ministerio Público ha logrado en la lucha contra las mafias incrustadas en el Estado y, la idea que la corrupción es normal, según Morales.

En el Congreso de la República ha resistido a pie firme y ahora se encuentra en una ofensiva silenciosa contra grupos que les ponen la lupa o que se declaran abiertamente anticorrupción o peor aún, se atreven a señalar a sus diputados y diputadas distritales, a exigirles que no engrosen el Pacto de Corruptos y reformen leyes y artículos del Código Penal; pero en beneficio de la población, no de quienes han vuelto del Congreso una impresentable guarida o los espurios financistas de sus maquinarias electorales.

Al parecer desde la Procuraduría General de la Nación no se obtendrá de momento lo necesario para seguir con su plan de seguridad nacional, pero bueno, falta poco para cambiar a la titular y solo será cuestión de tiempo. En resumen, están más que a la ofensiva y quienes queremos que nuestros hijos e hijas no vivan los horrores del pasado, incluidos todos los estratos, clases y espectros ideológicos; debemos ya poner un alto a los desmanes gubernamentales.

Si los dejamos, terminarán de armar sus cruzadas bajo la consigna de “Dios, Patria y Libertad” en pos de recuperar la patria de las manos de un enemigo imaginario y dejando de lado la lucha contra los verdaderos enemigos: el anacronismo político y la corrupción.

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