Estuardo Gamalero
“Los rumores son llevados por los enemigos, propagados por los tontos y aceptados por los idiotas”
Ziad K. Abdelnour
Los guatemaltecos hemos estado inmersos en temblores que de una u otra forma sacuden el status quo de los sectores sociales, económicos y políticos del país. Definitivamente el epicentro o el origen de dichos sismos se remonta a eventos que se dieron hace algunos años.
Como todo en la vida, la perspectiva de qué, cómo, para qué y por qué han venido sucediendo las cosas, admite diversas opiniones que bien se explican o justifican en razones válidas para cada persona. No obstante, también debemos reconocer que abunda gente que habla por hablar y actúa por imitación sin siquiera entender la dirección que lleva.
Entre los eventos que destacaron las noticias están:
Escuchamos nuevamente la narrativa del “Colaborador Eficaz” y el señalamiento de personas y eventos que según él, fueron parte del “fiambre de corrupción” que reinaba en el país. En ese sentido, vimos cómo el juez Contralor advirtió las cuestiones que tomaría en cuenta y las que no.
Hemos visto un Congreso, que en medio de una agenda legislativa difusa, ha intentado cumplir con la instrucción (exhortativa) de la Corte de Constitucionalidad de legislar adecuadamente el segundo párrafo del artículo 407 (n) “Financiamiento electoral anónimo”. Dicha tarea es de suma importancia, pues debe corregirse la inminente inconstitucionalidad que recae sobre la aplicación al caso concreto de dicha norma. La labor de los diputados no es fácil, no es superficial y debe abordarse en forma consciente e inmediata, a efecto de brindar seguridad jurídica, transparencia y estabilidad para el próximo proceso electoral, que por cierto, se convocará en enero de 2019.
Las tensiones entre el Presidente de la República, el MP y la CICIG, se sienten en el ambiente. A varios con morbo, les gusta y les entretiene el tema. A otros les preocupa, pues ven que dicho conflicto, si bien ha generado una mayor conciencia de actuar con transparencia en la sociedad guatemalteca, ha provocado una desaceleración económica, que bien se plasma en los resultados del país y las inversiones tanto nacionales como extranjeras.
Sobre este tema, deseo resaltar quizás uno de los mensajes más claros y a la vez profundos que he leído del señor Embajador de Estados Unidos (EE. UU.) en Guatemala, Luis Arreaga: “Es un buen momento para bajar las tensiones”. Lo anterior debe llamar nuestra atención, pues ante los ojos de varios analistas y expertos, el señor Embajador no acusa, como tampoco exime a ninguno. Simplemente, pareciera que envía un mensaje del gobierno que representa, en el sentido de evitar la confrontación y en todo caso, fomentar un ambiente que permita seguridad ciudadana, prosperidad social y económica, así como la gobernanza del país a través de funcionarios transparentes e instituciones sólidas que actúen apegadas a la ley.
Culminó exitosamente la Consulta Popular, sobre el caso Belice. El porcentaje de participación ciudadana se incrementó en un 30%. El “SI” aplastó categóricamente al “NO” (96% vs 4%). Me parece que los guatemaltecos enviamos al resto del mundo, un mensaje en el sentido de: “tenemos un caso sobre el cual estamos convencidos que la razón y el Derecho están de nuestro lado, con 200 años sin poder resolver y para ello confiamos en la objetividad de la Corte Internacional de Justicia”. Dicho en otras palabras, le dijimos al mundo y a los británicos, no somos un país tercer-mundista de salvajes y más bien, el acto de corrupción lo cometieron “otros” sobre nuestro derecho y territorio.
Respetuoso de la libertad del sufragio que asiste a toda persona, no puedo dejar de mencionar con sorpresa y decepción, la apatía con la cual se pronunciaron altos funcionarios de Estado y mucho menos, haber sugerido que las “cajas y elementos electorales no habían sido custodiadas adecuadamente”. Dicho ataque debemos entender que no es para las autoridades electorales, sino más bien, merma la credibilidad de un proceso electoral que tenemos a las vísperas.
Finalmente y luego de varias tarjetas rojas, trompetazos al estilo del chacal y notas bien o mal merecidas, la Comisión que tenía a su cargo la selección de los seis candidatos para Fiscal General, escogió a las personas que en su leal saber y entender, constituyen las “mejores opciones” para que el Presidente elija. En lo personal y lo digo con un ápice de ironía, el puesto del Fiscal General y Jefe del Ministerio Público, terminó siendo tan codiciado y de tanta incidencia, que pareciera (digo “pareciera”) lucir como la butaca de una Nave Espacial, que “simula” es dirigida desde una sala al estilo “Cabo Cañaveral”.
De ser cierta mi percepción, me parece que los guatemaltecos, tenemos que estar muy al tanto no sólo de quien será él o la próxima Fiscal General, sino también, quiénes y con qué objetivos e intención le ayudarán a operar “la nave”.
Intentemos ser más sabios y analíticos ante los eventos de coyuntura. Procuremos que nuestros juicios construyan y edifiquen un mejor país. Ciertamente, hay cimientos que debemos reemplazar o reforzar, pero lo que definitivamente no debemos hacer, es antagonizar y polarizar cada tema. Sobre todo, hagamos a un lado esa actitud “malinchista” de burlarnos de nuestra patria y ridiculizar a quien no piensa como nosotros.