Fernando Mollinedo C.

Considero imprescindible consultar la Historia de Guatemala para comprender el origen del desorden político que agobia a la población desde que obtuvo su “libertad” en períodos de cuatro, seis, catorce o veinte años de tiranía basados usualmente en el apoyo de quienes sin mayores elementos de juicio y educación manejan y dominan al Ejército.

¿Fortuna o desgracia para la nación, el haber tenido y tener gobernantes que lucen su permanente idiotez, incapacidad y falsa conciencia de clase para “resolver” problemas complejos de la administración pública? ¿Cuáles son los verdaderos orígenes del desorden político en que hemos vivido durante 196 años?

Francis Fukuyama, estadounidense, publicó un libro titulado “Los orígenes del orden político: desde los primates hasta la Revolución Francesa”, texto donde indica que toda democracia liberal moderna debe reunir tres características esenciales: 1) Un Estado, 2) El imperio de la ley, y 3) La rendición de cuentas. Los países que reúnen estos tres elementos son los considerados “del primer mundo”; ¿Cómo se considera internacionalmente a la sociedad guatemalteca de acuerdo a esas características?

Considero que en Guatemala no ha existido el esfuerzo de los gobernantes para lograr un Estado consolidado; debido en principio a la idiosincrasia personal producto del múltiple mestizaje que conformó la sociedad guatemalteca y la explotación económica que ha hecho y sigue haciendo el grupo de extranjeros con poderío económico utilizando las ventajas culturales y educativas a su alcance; y sobre ello, como corolario de la desgracia para la población, el imperialismo moral y religioso instituido con la espada y la cruz.

El patrimonialismo reflejado en élites que usaron y usan al Estado para extraerle su dinero, es la enfermedad en procura de patrimonio o riqueza de la cual no se pudieron resistir quienes tuvieron y tienen acceso a las arcas nacionales, creyendo que por obra divina fueron elegidos para huevearse lo que no es de ellos. Es natural que en la vida política del país haya habido honrosas y muy dignas excepciones; contrario sensu, hay y hubo unas “alhajitas” de pronóstico reservado en todos los gobiernos, que no pudieron llevarse al Estado mismo, pero que los retrata como unos viles y malditos ladrones.

Las consecuencias de ese patrimonialismo las vemos hoy en el poder del crimen organizado, falta de policías profesionales, deficiente impartición de justicia, insuficiente recaudación, educación de pésima calidad, sistema de salud colapsado, economía informal creciente, delincuencia gubernamental, organizada, desorganizada, infantil; sistema vial hecho tres mierdas, y los gobernantes eructando pollo.

La ley en Guatemala se aplicó y aplica de manera desigual, dando pie para el abuso de los poderosos y desamparo de los pobres, económicamente hablando; la falta de cultura legal se puede observar en la forma de gobernar con prácticas políticas en contra de la ley.

Los responsables de esta situación, no son los ricos aprovechados, SOMOS LA POBLACIÓN QUE POR MIEDO E IGNORANCIA no los mandamos a donde deberían estar comiéndosela.

Artículo anteriorLa envidia. Don Carnal y Da. Cuaresma. Petronio y Scott Fitzgerald
Artículo siguiente¿Dudosa persecución penal?