El pasado viernes el expresidente Álvaro Colom dijo que el MP y la CICIG debieran ocuparse de cosas más importantes como perseguir y atrapar a los mareros que andan matando gente en vez, por supuesto, de ocuparse de cosas para él sin importancia como el saqueo que han hecho de los recursos del Estado.

Eso nos hace preguntarnos quiénes serán peores, si esos que se integran a las maras porque no encuentran oportunidades ni tienen hogares en los que sus padres puedan dedicarles tiempo de calidad para su formación, o los políticos que habiendo tenido las oportunidades de las que carecieron quienes terminan en las pandillas, se dedican al latrocinio para su propio enriquecimiento a costillas de las necesidades de un pueblo maltrecho.

No justificamos a los pandilleros, pero sí estamos seguros que en buena medida los políticos que permitieron la cooptación de un Estado que no atiende a su juventud ni a su niñez, son más responsables que cualquiera de la existencia de ese fenómeno social que son las maras y que ha sido estudiado desde la perspectiva sociológica por la complejidad que entraña. Pero con ellos pasa como con los corruptos, por mucho que se capture a varios, siempre hay otros que quieren ocupar su lugar y por ello es que Colom fue precedido por ladrones y tras él han venido otros de igual calaña porque han prostituido la política de una manera indecente.

Por supuestos que hay que perseguir y capturar a los mareros que matan gente sin misericordia, pero también a los políticos que se enriquecen con la compra inmoral y corrupta de medicinas que mantiene al sistema de Salud en condiciones tan deplorables que también mata a gente sin misericordia. El que Colom no tenga tatuajes no lo hace mejor que los pandilleros porque él tuvo desde su hogar paterno todas las oportunidades que podía esperar, socialmente tuvo un entorno en el que se pudo realizar sin mayores sobresaltos y, al completar esa formación, decidió meterse a político y usufructuando una posición ideológica que nunca le correspondió, engañó a la gente presentándose como alguien dispuesto a trabajar por la justicia social cuando lo único que sabía hacer era ser el mandilón de su mujer empeñada en ser presidenta.

Y dijo que esos “patojos”, los fiscales que son abogados competentes y, sobre todo, decentes, no entienden lo que es un Gabinete. El que nunca entendió nada, porque es un pobre diablo, es Colom porque la Ley es clara, y si él y sus ministros no lo entendieron, confirman su incapacidad.

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