Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82

Esta semana que concluye fue vital porque estuvo cargada de hechos que nos van llevando a los momentos de quiebre que se darán en el país y que terminarán definiendo el futuro de las próximas décadas.

Ayer se entregó el informe del juez pesquisidor del caso de Álvaro Arzú, y su recomendación ha sido mantenida en secreto, tanto por el Juzgado del que emanó como por la Sala de Apelaciones que lo recibió, pero se sabe que el sistema entero pasa por ese antejuicio y por eso Arzú ha sellado su alianza con el Ejército.

También reventó uno de los más grandes monumentos a la corrupción, el caso de Transurbano y aunque sólo es la fase I, ya significó la caída de un expresidente que con su tono particular pudo agarrar de majes a muchos, aunque en realidad quien cayó de ingenuo fue él con su mujer y me refiero a Álvaro Colom y a su jefa, Sandra Torres.

Luego cobró mayor relevancia algo develado en el 2016 en el sentido que los señores del Transurbano encontraron terreno fértil de Q49.5 millones en Tu MUNI de Álvaro Arzú en una relación que lleva sus añitos y que les ha permitido usar las arcas nacionales y municipales como su caja chica sin que ninguno de sus actos tuviera consecuencia alguna.

La canciller Sandra Jovel, con el lenguaje nada diplomático que le caracteriza, fue ratificar que el gobierno al que representa abomina a Iván Velásquez y que están dispuestos a maniobrar en lo que sea necesario para lograr el objetivo. Por eso resulta incomprensible cómo se le quieren endilgar logros que no le corresponden a un mandatario que se entregó a las fuerzas del mal.

Y el día de ayer terminó con la noticia de que el listado de aspirantes a Fiscal General sumó 39 personas y alguna de ellas ya se empiezan a marcar como los favoritos del Pacto de Corruptos, pero debemos estar atentos porque aunque puede ser que los obvios sean los elegidos también pueden servir para desviar la atención mientras aparece un tercero desconocido, pero comprometido con los orígenes, metas y sueños de los que no desean cambios y pretenden derrumbar todo.

Y por eso es que decía, convencido, que van llegando los puntos de quiebre en el país porque nos vamos acercando a las momentos marcados como “fatídicos” en los calendarios, tanto de quienes deseamos cambios como de aquellos que lucharán con todo lo que tienen (la mayoría robado, escondido en fideicomisos y en complejas estructuras) para asegurar que no se den los cambios que corten los problemas de raíz.

Si usted siempre pensó que podía permanecer indiferente porque no importa el rumbo que el país tome, se equivocó; era entendible que mucha gente se mantuviera al margen porque no quería ser parte de un tonto y fabricado debate ideológico, pero ese discurso de pacotilla cada vez se va quedando sin argumentos, aunque sus interlocutores hagan esfuerzos por hacer tramas inexistentes muy parecidas a Hollywood.

Los momentos definitivos en los que nos jugaremos todo como país se van asomando, y es bueno que usted se vaya calentando, y especialmente alistando porque los días definitivos ya están por llegar.

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