Lic. Douglas Abadía C.
douglas.abadia@gmail.com

El pasado fin de semana aproveché para navegar en internet, en aras de oxigenarme a nivel de salud mental y refrescar mi mente del acontecer nacional e internacional, por cierto, nada agradable; busqué temas vinculados a la naturaleza, observé videos bien elaborados acerca de la majestuosidad de la naturaleza del planeta Tierra.

Después de dos horas de observar accidentes geográficos y videos acerca de la naturaleza mundial, tales como: el Bosque el Yunque en Puerto Rico; las Islas Galápagos en Ecuador; la Selva Amazónica; el Mar Muerto; Sundanbars; Bahía de Ha Long, entre otras, aparece en la lista del navegador, el “salar de Uyuni”, el “espejo del mundo”.

Según el portal de internet de National Geographic, la historia geológica de este sitio lo ubica dos veces bajo el agua salobre: una hace 40 mil años, cubierto por el lago Minchín –de unos 36 mil kilómetros cuadrados–, y la otra hace 12 mil años, cuando el derretimiento glaciar formó las aguas del lago Tauka.

Tras miles de años, ambos cuerpos de agua se evaporaron debido a la falta de afluentes y al calor por la actividad volcánica, dejando el salar de Uyuni –así como al de Coipasa y a los lagos Poopó y Uru Uru– como registro de su existencia.

El salar de Uyuni es el mayor desierto de sal del mundo y una de las atracciones más turísticas de Bolivia que se encuentra en el departamento de Potosí. En el centro se encuentra un conjunto de islotes, el más importante de todos es la isla del pescado, la cual se caracteriza por sus enormes cactus.

Según estimaciones, el salar de Uyuni contiene 10 mil millones de toneladas de sal, de la cual 25 mil toneladas son extraídas cada año, además cuenta con 140 millones de toneladas de litio, según datos oficiales de la estatal Corporación Minera de Bolivia (Comibol), convirtiéndose en una de las más grandes reservas a nivel mundial de este mineral. Un informe del Servicio Geológico de Estados Unidos señala que en el salar de Uyuni hay 5.5 millones de toneladas de litio.

También llamado salar de Tunupa, está a unos tres mil 600 metros sobre el nivel del mar. La altura máxima del altiplano boliviano es de seis mil 500 metros aproximadamente.

Es de vital importancia, saber cuál es la mejor época para viajar al islar, se recomienda viajar entre los meses de mayo a noviembre, dependiendo de las lluvias es posible también en diciembre, los meses de junio a septiembre (invierno) se encuentran las temperaturas más bajas y encontraremos cielos despejados.

Cabe mencionar que vale la pena ahorrar para visitar esta majestuosidad de la naturaleza del planeta Tierra, vea si se anima estimado lector (a).

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