Francisco Cáceres Barrios
caceresfra@gmail.com

Después de lo ocurrido el pasado fin de semana no hay un solo guatemalteco que no tenga en la punta de la lengua toda una sarta de improperios en contra del Congreso, porque los diputados importándoles un comino su prestigio convinieron hacer con el presidente Morales no un pacto de corrupción, porque este ha estado vigente desde que asumió el mando, sino para continuarlo, porque es obvio que a todos los corruptos les tiemblan las canillas solo de pensar que la viga está por caerles encima. Por ello, seguiré insistiendo en que la única manera de cambiar ese organismo y al obsoleto sistema electoral que tenemos, es extirpar de nuestra legislación política la antidemocrática forma de elegir a los diputados. Al carajo hay que mandar la reelección, el manejo de recursos públicos en manos de los diputados y el que los partidos de la vieja política sigan teniendo la exclusividad de su postulación.

Lo que menos ha tenido la Fiscal General y la misma CICIG son aliados para combatir la corrupción, por ello fue inútil que los reporteros de prensa hayan ido a preguntarle al vocero presidencial su opinión acerca de las declaraciones de la licenciada Thelma Aldana, cuando dijo que al Presidente no lo veía como un aliado contra la corrupción. ¿Qué otra cosa podía responder de no compartir ese criterio, alguien que devenga dos sueldos por desempeñar dos cargos en la actual administración pública, clara muestra de la corrupción imperante? Mientras los cargos públicos se sigan asignando exclusivamente a la clase política corrompida, a base de compromisos de campaña electoral, de compadrazgos, del inveterado nepotismo y de las conveniencias politiqueras y no sobre la base de su capacidad, honestidad y experiencia, no solo seguiremos escuchando ese tipo de respuestas, sino que la politiquería del sistema continuará “la misma flor floreada”.

Por favor no nos sigamos equivocando. No hay peor cosa para un pueblo que seguir tropezando con la misma piedra. Este es el momento de decirle a los diputados y al resto de miembros activos del pacto de corrupción que eso que acaba de decir el recién designado presidencial para ocupar la presidencia del Congreso, de estar dispuesto a escuchar a la ciudadanía, a la comunidad internacional y a grupos organizados pero, que no va a permitir que intenten decidir por él o que traten de dictarle lo que debe hacer bajo medidas de hecho o de presión, no puede interpretarse más que de una sola manera, que con la vieja política o mejor dicho, con la podrida clase política actual, vamos a seguir en las mismas y que la democracia es tan solo un decir o el engaño de siempre.

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