Emilio Mata Saravia
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Fe de errata: en mi columna anterior titulada “Loor al Migrante” cometí un error al no sumar el mes de diciembre al cálculo total de las remesas que ingresaron en el año 2017; el monto correcto es 8.19 millardos de dólares. Pido las disculpas del caso a mis estimados lectores y agradezco al lector Mario Aldana, quien muy amablemente me señaló mi error.

Entrando en el tema de hoy, no puedo dejar de expresar mi profundo malestar y preocupación por los acontecimientos más recientes en la política nacional. Definitivamente están moviendo todas las piezas para consolidar el estado de corrupción e impunidad en el que Guatemala ha estado inmersa desde siempre. La lamentable elección de la nueva Junta Directiva del Congreso, con el hijo del Alcalde a la cabeza, apunta sin lugar a dudas a ello, a mantener el abyecto sistema que tenemos. Todavía peor, es que no hubo una planilla opositora y que un diputado reconociera que no tenían dinero para “comprar” una junta directiva opositora. Solamente el hecho de reconocerlo públicamente, da una clara idea de la inmundicia en la que se mueven los mal llamados “padres de la patria”.

En su columna del día martes, Pedro Marroquín señala muy atinadamente que el tema ideológico es el que ha predominado en el debate y que eso es precisamente lo que no nos permite avanzar. Comparto plenamente su opinión. Las posturas ideológicas que nos han impuesto distintos grupos, bien o mal intencionadamente, obnubilan nuestro juicio y no nos permite encontrar una base común sobre la cual sentarse a la mesa a discutir un plan de nación serio.

La mejor respuesta a las atrocidades políticas que hemos vivido este último año es dejar a un lado nuestra postura ideológica, sea la que sea, y apostarle en serio a Guatemala, exigiendo a quienes nos desgobiernan los cambios de fondo que necesita nuestro sistema para vivir en un país con un verdadero Estado de derecho, con verdaderas instituciones y con políticas públicas que promuevan desarrollo para todos los guatemaltecos.

Esto principia por reformar la Ley Electoral y de Partidos Políticos, exigiendo rendición de cuentas y prohibiendo el financiamiento privado a partidos políticos, limitando la reelección de diputados y alcaldes a dos periodos como máximo y abriendo la candidatura de personas sin partido político a diputados. También es deseable que la fiscalía de la nación sea un cargo de elección popular y no por medio de Comisión Postuladora. Además, se debe reformar la Ley de Compras y Contrataciones del Estado para que los procesos de compra sean transparentes y los actos de corrupción tengan consecuencias penales, tanto para corruptos como para corruptores por igual. Se debe tratar el tema fiscal de fondo, tanto en la parte impositiva ampliando la base y la recaudación (aunque nos duela) como en la parte de transparencia, eficiencia y calidad del gasto, priorizándolo y canalizándolo hacia la población más vulnerable y con menos recursos, ampliando y haciendo accesible la cobertura de servicios básicos de salud, salubridad, alimentación y educación hacia los más necesitados.

No podemos ser egoístas y pensar solamente en nuestra postura o nuestro pedazo, debemos ver más allá de nuestras narices y buscar acuerdos comunes para poder proponer y exigir cambios de fondo, o seguiremos dando patadas de ahogado en nuestra mal llamada democracia.

 

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