Juan José Narciso Chúa

Lo que se esperaba ocurrió. Nada nuevo. Nuevamente se han articulado los grupos conservadores para dar la pelea. En este año 2018, todo está listo para la revuelta de todos los sectores que buscan el retorno al momento cuando se tenía controlado el Estado; éste favorecía los negocios; los órganos jurisdiccionales se encontraban amarrados y la mayoría de diputados respondía dócilmente a los grupos de presión –élites, políticos y exmilitares–, con lo cual no se escapaba nada.

Hoy la situación muestra que la lucha contra la corrupción y la impunidad constituye una lucha nada fácil para la ciudadanía que exige cambios de fondo; la lucha contra los flagelos de la corrupción y la impunidad, no es tarea fácil, hoy han iniciado una auténtica “revuelta conservadora”, que mostrará la capacidad de generar alianzas de las más disímiles, pero que tienen un enemigo en común: parar acabar cualquier intento que pretenda continuar en la línea de reformar el sistema político, que incluye la corrupción y la impunidad.

El entente que ha surgido de esta revuelta conservadora, incluye hoy al propio mandatario, al Pacto de Corruptos en el Congreso de la República, que hacen su primera incursión con la elección de la actual junta directiva en el Parlamento, para luego iniciar inmediatamente con la potencial aprobación de la Ley Electoral y de Partidos Políticos, en una forma express, para asegurarse que de cara a las elecciones generales siguientes, no ocurra ningún cambio transcendental, manteniendo el secuestro de la política por parte de los actuales esperpentos llamados partidos políticos.

Sin duda la batalla clave se va a dar alrededor de la elección del o la Fiscal General, en donde se ha tejido una alianza, no sólo para evitar la continuidad de la actual y valiente Fiscal General, Thelma Aldana, quien, por cierto, se ha constituido en la única funcionaria del Estado, quien ha denunciado este amplio pacto conservador, así como ha denunciado que el propio Presidente de la República, no se encuentra del lado de la lucha contra la corrupción y la impunidad, sino contrariamente, se ha movido al otro lado, un hecho que ya todos conocíamos.

Pero el punto crucial de esta nueva etapa es colocar a un o una Fiscal General que se adecúe a sus intereses y que baje el perfil de trabajo de investigación criminal, así como aislar con ello el esfuerzo conjunto del MP y la CICIG, para luego, seguramente, acabar con el mandato de la CICIG en 2019 y así retomar el control del Estado y todos sus organismos, aún en contra de toda la comunidad internacional, pero peor aún en contra de toda la ciudadanía que esperaba conseguir mayores cambios en el sistema político, legal y social del país.

Los peligros son evidentes, pero la arrogancia de la cual está imbuida esta revuelta conservadora, no los consiguen percibir, dando manotazos a cualquier posibilidad para seguir en esa línea. Sin embargo, los cambios en cualquier sociedad no pueden detenerse simplemente porque se les ocurra a funcionarios de gobierno, no sólo porque sea interés de diputados o porque sea del agrado de funcionarios municipales. Los cambios en una sociedad ocurren, aunque muchos pretendan tener el control del país y sus ciudadanos.

A la ciudadanía interesada en modificar las reglas del juego político en nuestro país, nos queda seguir vigilantes, seguir pendientes de los movimientos de esta revuelta conservadora, para presionar por un país distinto, para una sociedad diferente. No nos debemos asustar, era de esperarse esta situación. El país, nuestra sociedad y nuestros hijos nos necesitan más que nunca.

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