Adolfo Mazariegos

Desarrollo humano en Guatemala, una reflexión. Hace un par de años leí, con tristeza y preocupación, varios titulares de prensa que hablaban de lo poco que Guatemala había avanzado hasta entonces -2015- en el tema de desarrollo humano. De acuerdo al informe que por esos días había presentado PNUD, Guatemala ocupaba el penúltimo lugar de entre todos los países que se habían utilizado como referencia para realizar la medición, lo cual, por supuesto, reflejaba una triste realidad, pero que, a decir verdad, no resultaba realmente extraño. Sin embargo, el hecho de no avanzar en el tema es ciertamente una cuestión preocupante, puesto que ello no sólo refleja lo poco que se ha caminado como país, sino que también indica lo poco que se ha hecho para mejorar la condición de vida de millones de guatemaltecos que no tienen acceso a una vivienda digna, a una buena alimentación, a educación de calidad, a un sistema de salud, etc. Hoy, cuando recién ha iniciado un nuevo año y haciendo una retrospectiva con respecto al tiempo transcurrido desde que leí aquellos titulares y el informe en mención, es inevitable sentir la misma desazón y preocupación de cara al porvenir inmediato, en virtud de que pareciera que el tiempo sigue su inexorable e implacable transcurrir, sin que haya habido ni se vislumbren cambios y avances reales que puedan hacer una verdadera diferencia tan urgente como imperante en ese sentido. Sirvan estas breves y sencillas líneas, como punto de partida para una necesaria reflexión, si cabe.

Mi sincero agradecimiento, y mis mejores deseos. El final de un año (o el principio de otro, como en este caso) es de esperar que -cuando es posible- sea para compartir buenos deseos, buenos augurios, prospectos y metas de cambio personal o colectivos, planes de aquello que esperamos poder llevar a cabo durante los más de trescientos días que están por venir, muchas veces puede ser, incluso, el inicio de nuevas búsquedas o nuevas concreciones, y, por supuesto, puede ser también un buen momento para agradecer por aquellas cosas que afortunadamente pueden seguir un curso normal e ininterrumpido que nos motiva y nos llena de satisfacción y alegrías. De esa cuenta, quiero aprovechar el espacio de hoy para dar gracias por la amabilidad que usted, estimado lector y lectora, me han dispensado tomándose el tiempo de leer esta columna semanal de los días lunes, esperando poder seguir contando con ese valioso tiempo de su lectura durante este recién iniciado 2018. Utopías vio la luz a finales de 2014, por lo que, después de poco más de tres años de publicación ininterrumpida desde entonces, deseo manifestar también mi agradecimiento a Diario La Hora por brindarme este espacio en el que afortunadamente podemos coincidir usted y yo semanalmente. De verdad, muchas gracias, ojalá podamos seguir encontrándonos a través de las letras durante mucho tiempo más. Mis mejores deseos.

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