Juan José Narciso Chúa

En octubre del 2017, mi buen amigo Edgar Balsells nos invitó a un grupo de profesionales a escribir diferentes artículos sobre la situación económica, lo que concluyó en una publicación que se hizo en la Revista de Análisis de la Realidad Nacional del Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos, IPNUSAC, en su edición 21.

Este agradable ejercicio de reflexión y análisis abrió un espacio significativo para la discusión sobre la realidad económica del país, que merece destacarse nuevamente, ante el hecho significativo de la ralentización o desaceleración de la actividad económica en 2017 y que presenta un escenario, si no difícil, sí complicado para la economía de un país que no sólo se debate ante una compleja condición política, que se niega a abrir espacios y democratizar con mayor profundidad la alternancia política, sino hoy también enfrenta una economía en proceso de desaceleración.

Por ello el título de esta columna, que justamente fue el título de la revista IPNUSAC, guarda estrecha relación con lo que nos toca enfrentar hoy. Los artículos justamente destacan diferentes aspectos de la realidad económica que merecen analizarse y hasta debatirse abiertamente, pues de otra forma, nos pasará lo mismo que con la política, prácticamente nada.

No voy a entrar en detalle del contenido de los distintos artículos, pero si quisiera enunciar los problemas más relevantes que en los mismos se destacan, pero que merecen mayor atención por parte de las autoridades económicas y aún más necesitan de intervenciones específicas para reorientar la economía en su conjunto.

Uno de los aspectos más importantes, es analizar un proceso de estabilización que hoy muestra señales de fatiga; es decir, no se puede negar de la necesidad imprescindible de mantener estables todas las variables macroeconómicas, pero esta estabilidad no es suficiente si la misma se convierte en una condición de mantenimiento inercial de las claves macroeconómicas, como si haciendo lo mismo, nos va a otorgar resultados distintos.

También es tiempo de discutir con seriedad la política económica del país, reconociendo la importancia de la estabilización, pero propiciando cambios en el manejo de instrumentos o factores que resultan cruciales para la economía, como es el caso del tipo de cambio, ante la indiscutible presencia de la denominada “enfermedad holandesa”, generada por la abundancia de dólares en el mercado, tanto en materia lícita como aquella proveniente de la ilicitud.

Otro factor que resulta imperioso discutir es lo relativo al empleo, una variable que resulta valiosa ante un mercado laboral que en lugar de absorber, expulsa muchas personas fuera del mercado formal y provoca el crecimiento inusitado del denominado sector informal, que ocupa, pero no emplea a una gran cantidad de personas, pero en condiciones muy distintas a la formalidad como relaciones laborales inestables, carencia de prestaciones laborales, salarios o ingresos bajos, productividad limitada, horarios irregulares, lo cual propicia relaciones desiguales en los mercados de trabajo.

Otro factor clave es la inversión. Es necesario discutir no sólo montos para la inversión, es imprescindible hablar y debatir sobre qué factores clave de la inversión deben priorizarse, para no seguir, precisamente, en la inercia de lo que se ha hecho sin generar orientaciones que otorguen mayor impacto a este factor. Seguir haciendo lo mismo, únicamente nos llevará, indefectiblemente a lo mismo.

La tributación es otro elemento clave, es imprescindible discutirla abierta y reflexivamente, pensando en el país y no en intereses particulares o fácticos, este es el centro de un debate que se ha postergado innecesariamente, dejándolo nada más en lo ideológico –una reiteración absurda en Guatemala, pero que no agrega nada, cuando tiene una condición crucial para la economía y la sociedad en general.

La deuda pública interna es otro factor clave para discutir. El crecimiento de la deuda interna es preocupante, fuera que ha constituido el expediente para mantener el crecimiento del gasto público.

El espacio se ha reducido para seguir, pero es necesario que la economía se discuta seriamente, académicamente, no se puede seguir en este letargo inercial que agrega más tensión a la actual economía de la incertidumbre. Feliz año para todos.

 

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