Félix Loarca Guzmán

“Los del CACIF son como el azadón, solo para ellos”, expresó un ciudadano al participar ayer tarde en el programa de teléfono abierto “Sin Tapujos” transmitido a través de Radio Punto, a propósito de la postura de la cúpula del poder económico de Guatemala, que se opone radicalmente a la posibilidad de un aumento al salario de los trabajadores del campo y de la ciudad.

Los personeros del Comité Coordinador de las Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras, puntualizaron que un incremento salarial puede provocar desempleo agudizando las condiciones sociales que prevalecen en nuestro país.

Dicen que al mantener sin variaciones el salario, se favorecerá una reducción de la economía informal, alentando la creación de nuevas plazas de trabajo.

El tema relativo al salario se actualizó a raíz que la Comisión Paritaria integrada por patronos y trabajadores, que anualmente debe evaluar la conveniencia de un incremento, no llegó a ningún acuerdo, pues las posiciones de ambas partes fueron irreductibles. El sector patronal se pronunció en forma tajante en contra de alguna mejora en los salarios de los trabajadores, mientras los representantes de la parte laboral demandaron un 100 por ciento de aumento.

Ante la falta de consensos en la Comisión, antes del 31 de diciembre en curso, el Presidente de la República, tendrá que decidir si aprueba o no alguna mejora salarial para el año 2018.

Históricamente, el sector patronal ha tenido una actitud retrógrada, negándose a mejorar las condiciones salariales de sus trabajadores, aún sabiendo que sin ellos no podrían producir las mercancías que venden en los mercados.

El académico costarricense Eduardo Mora Valverde realizó numerosos estudios sobre este asunto, recordando que las mercancías son producidas por los trabajadores. Los capitalistas pueden tener dinero, sus máquinas y edificios, pero no pueden producir nada sin el trabajo de los obreros.

Científicamente está demostrado, que los patronos pagan a los trabajadores su fuerza de trabajo mediante el salario, pero el mismo nunca refleja el valor real de la misma. Mora Valverde señaló en sus estudios, que la fuerza de trabajo produce mayor valor, pero la diferencia queda en manos de los capitalistas. Esa diferencia recibe el nombre de plusvalía.

En este sistema, los trabajadores siempre están luchando por mejores salarios, de tal manera que la plusvalía, de la que se apropian sus empleadores, sea menor. Por su parte, los capitalistas luchan porque la plusvalía crezca más para su beneficio. La posición actual de los dirigentes del CACIF no es extraña, pues se inscribe dentro del marco de este histórico antagonismo.

La contradicción de todo este panorama es que mientras los salarios permanecen estáticos, los precios de la canasta básica suben todos los días agudizando la pobreza de nuestro pueblo. Sobre este punto el CACIF guarda un sospechoso silencio.

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