Francisco Cáceres Barrios
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Los que ya rebasamos los sesenta años y más aún los que hace rato los cumplimos no nos queda otra que echar pa´lante, como dicen los oriundos del oriente guatemalteco, aunque bien sepamos que los procesos iniciados contra los corruptos de gobiernos anteriores costarán mucho que caminen y que la condena está más lejos del lugar en donde Judas perdió el poncho, aunque sigamos repitiendo la frase que sin justicia pronta y eficaz es igual a perder el tiempo, como el desear que nuestro país cambie o que efectivamente se pueda combatir la corrupción. ¿Será falso asegurar que “sin certeza jurídica” no hay progreso ni desarrollo?

Aquí, en este lindo país, jamás podremos tener seguridad sin que exista el triple número de policías nacionales, de ministerios públicos y de tribunales. Aquí, debiera aplicarse la pena de muerte a los criminales que hayan sido oídos y vencidos en juicio y aplicarse severas e inconmutables penas para quienes sean calificados de peligrosos, las que deben ser cumplidas en cárceles montadas con todo lo necesario para ser aislados por completo. De otra manera, la gente seguirá emigrando hacia el norte o a donde tenga mejores posibilidades de vida, no digamos la prosperidad y bienestar de su familia.

Por eso es que no nos queda otra que echar p´alante con el inquebrantable propósito de evitar que tanto politiquero siga haciendo de las suyas como que ministros, superintendentes o directores generales de áreas financieras y contables también sigan pensando solo en aumentar cargas tributarias sin entrarle de lleno a la reducción del gasto público.

¿Es que no es hora que el Presidente y su equipo de trabajo dejen de perder el tiempo en realizar ceremonias que más parecido tienen a clausuras escolares, mientras siguen dejando de lado la construcción de obras o la instauración de programas y políticas públicas de gran envergadura? Algo más, ¿cuándo va a ser el día que podamos ver la tan ansiada racionalización del gasto público, que incluya programas de evaluación, clasificación y calificación de la burocracia estatal que hoy en día impide que los recursos que aportamos los contribuyentes se utilicen en mayor proporción en la inversión pública?

No nos queda otra que seguir empujando la mejor calidad de la educación primaria, secundaria y universitaria. Seis meses no son suficientes, debieran ser diez de clases, en el afán de lograr que en el más corto tiempo posible nuestras juventudes tengan la opción de ser los mejor preparados y capacitados de toda Centroamérica y así poder triunfar cada quien en sus respectivas ocupaciones. “Lo importante no es hacer cosas nuevas sino hacerlas como si nunca nadie las hubiera hecho antes”, dijo Von Goethe.

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