Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82

Ayer publicamos una entrevista del titular de la Secretaría de Planificación y Programación de la Presidencia (Segeplan), Miguel Ángel Moir, en la que reconoció que sigue existiendo corrupción en la ejecución de las obras que se asignan en el Listado Geográfico de Obras e incluso comentó que se tuvo la intención de colocar cámaras en los sitios de las obras, pero ante la falta de infraestructura tecnológica eso no fue posible y dice que quedan en manos de la Contraloría General de Cuentas (CGC).

En el pasado, es decir en el lejano febrero del 2016, el Ministro de Finanzas denunció aquí en La Hora (antes de que volaran las máscaras) que “no vamos a ser exitosos en la lucha contra la pobreza si no tenemos un Estado más fuerte”, palabras textuales, pero viendo la realidad que tenemos creo que es justo concluir que tenemos claro entendimiento del problema, pero no hacemos nada por enfrentarlos o peor aún, deseamos agravarlos tal y como pasó con el pacto de corruptos.

Traigo esto a colación porque ahora se discutirá el Presupuesto General de la Nación que ronda, según el dictamen de la Comisión de Finanzas que sigue siendo llave de la caja chica, en los Q84 mil millones que lastimosamente servirán para alegrar la pachanga de la corrupción.

Tenemos dos graves problemas: uno es la nula capacidad de ejecución porque además de que hemos dejado que todo se complique adrede, la ejecución se vio afectada ante el riesgo que representó para muchos el sufrir consecuencias legales al fraguar negocios que son todo sobra y nada de obra.

Y el otro, es que la rendición de cuentas es inútil y entonces no importa si el presupuesto son mil u ochenta y cuatro mil millones porque el dinero no irá a donde debe y eso en parte es gracias al aliento que genera el saber que la CGC llegará cuando ya se llevaron las vacas porque el trabajo es reactivo, no preventivo.

Se tiene un “entendimiento” del problema, pero lo malo es que no surgen propuestas coherentes para atacar los vicios y en el peor de los casos, el mayor conocimiento de los mismos sirve para usarlos, intentar perfeccionarlos o legalizarlos y por eso es que nunca logramos dar los pasos necesarios en la dirección correcta.

Así como se ha advertido que con parches no llegamos a Roma en el tema electoral, lo mismo hay que hacer con todo el tema presupuestario, de ejecución y rendición de cuentas y no es que se trate de señalar los vicios porque “es más alegre”, sino que se trata de enderezar el rumbo porque como bien dijo el Ministro de Finanzas antes de que el poder lo abrumara, por decir lo menos, si no tenemos un Estado más fuerte, pero también más sólido y trasparente (las dos últimas son mías), nunca podremos lograr esa Guatemala que sea un paraíso de inversión en el que no solo cerremos la brecha social, sino que hagamos más dinero sin dejar a tanta gente atrás.

 

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