Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

Como lo mencioné al producirse el autogolpe de Jorge Serrano, existía un acuerdo que conjuntamente habíamos hecho Álvaro Arzú, los diputados de la bancada del PAN y los diputados del FRG, de mantenernos unidos en un frente y en coordinada y permanente comunicación, lo cual hicimos por muchos días.

Sin embargo, unilateralmente y sin comunicación alguna, Álvaro lo incumplió al declarar públicamente que la totalidad de los diputados de la bancada del PAN renunciaban al Congreso en rechazo a la “trinca infernal”.

Ese aspecto al que alude Álvaro Arzú en la página 176 de su libro dice: “Cuando estalló el requerimiento popular de depuración del Congreso, nuestros doce diputados eran nuevos, los diputados de la dignidad, entre quienes estaban Arabella Castro, Rodolfo Mendoza, Emilio Saca, Fredy Guzmán, Carlos García, Nayo Juarez, Rubén Darío Morales, Abraham Rivera, Mario Taracena y Arístides Crespo, y otros que no se me vienen a la mente en este instante.  En reunión del partido yo les estaba pidiendo que renunciaran a las diputaciones para que el PAN fuera ejemplar, pero ellos no se querían ir.  Fue en 1993.  La discusión se puso muy fuerte, y como Secretario General del partido les exigí que renunciaran, incluyendo a Taracena.  Arístides Crespo no renunció, vino a pedir trabajo a la municipalidad en la administración de Óscar Berger, negociando retirarse si le daban trabajo, porque él era maestro en Escuintla y de la docencia ya no podía vivir.  No lo contrataron y tampoco renunció.  Él fue el único que se quedó y aún sigue siendo diputado”.

Debo nuevamente manifestar que el día que Álvaro declaró la renuncia de los doce diputados del PAN, sin saberlo, yo entraba al Congreso y Arístides Crespo venía saliendo, “echando chispas”.

Le pregunté qué le pasaba y me respondió que “Álvaro Arzú acaba de manifestar públicamente la renuncia de los doce diputados del PAN, sin consultarnos”.

Expresó: “yo fui electo por la población del departamento de Escuintla y no por Álvaro Arzú; por consiguiente, no voy a renunciar de inmediato”.

Le respondí, Arístides eres bienvenido a integrarte al FRG. El me manifestó: te contesto mañana. Subsiguientemente, su respuesta fue afirmativa.

También el diputado por Baja Verapaz Bernardo (Nayo) Juárez, quien se rotaba la diputación con Rubén Darío Morales, no renunció y continuó en el Congreso.

Adicionalmente, en reuniones que tuve con Luis Flores, previas a la elección del nuevo Congreso que subsiguió a la depuración del mismo, Luis se refería a Arístides Crespo como un traidor, hecho que en parte fue algo que dio paso a la separación de la buena comunicación y relación que había existido entre el PAN y el FRG.

En la página 176 y 177 del libro, Álvaro Arzú dice: “Ellos argumentaban que todo el problema era mi mala relación con la prensa, y que dejara continuar la batalla de la dignidad en el Congreso, donde había tantos diputados impresentables.

Maco Sosa dijo muy educadamente: “Mira canche, mientras no resuelvas tu problema con la prensa nunca vamos a levantar”, porque él quería que yo me reuniera con su amigo Chepe Zamora o con alguien de la prensa, pero yo le dije que ni loco, y lo mandé a volar.

Maco siguió argumentando que yo estaba equivocado, y como insistía con la necedad me fui sulfurando, y le hablé muy fuerte” …

¡Guatemala es primero!

Continuará…

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