Sandra Xinico Batz
sxinicobatz@gmail.com

Parece que todo en la política (oficial) de este país está mal. El gobierno nos toma de chiste dándose a sí mismo un certificado de mediocridad por un aeropuerto que además miles de personas en este país jamás usarán porque viajar y salir de acá (de Guatemala) es un lujo. Si al gobierno no le interesa lo que funcionarios o viajeros internacionales piensen del país al utilizar los servicios del aeropuerto ¿creen que le va a interesar lo que los indios opinemos sobre el paupérrimo estado de las carreteras, si ni siquiera tiene una idea de que existen nuestras comunidades y dónde se ubican?

Estamos tan colonizados que se nos olvida que la reparación de las carreteras es una obligación del Estado que no se hace de gratis porque para eso están nuestros impuestos. Qué tristeza ver a nuestra gente recibiendo al Presidente hasta con mantas y agradeciéndole por el show que armó para inaugurar los trabajos que repararán la carretera de Patzicía a Patzún (que sólo es un ejemplo de muchos), sí, para festejar algo que ni ha comenzado, aprovechándose de nuestra necesidad para hacer proselitismo chafa. Y los alcaldes como siempre prestándose al show.

Este tipo de “política” nos ha hecho tanto daño que las consecuencias son palpables e innegables en nuestros pueblos (afortunadamente no en todos). No nos hemos querido dar cuenta del costo de esto en nuestra vida comunitaria y la responsabilidad de los partidos políticos en ello. Hemos tenido una historia tan difícil que seguimos viendo con ojos de gratitud las láminas, los pollos, los hilos y demás (chuncherío) que los gobiernos ¿nos regalan?

Les mostramos nuestra gratitud incluso obsequiándoles nuestra indumentaria. Ahí andaba Roxana Baldetti hace unos años disfrazándose de sololateca y respondiendo a la población que en acto de respeto le otorgaban la indumentaria cachiquel femenina: “Ya con este mi traje consigo novio” (2014). ¡¿Hasta cuándo permitiremos esto?!

El gobierno se mofa frente a nuestras caras al mismo tiempo que está desalojando comunidades y mientras los congresistas (que no son nada distinto a esto) buscan legislar en contra del “terrorismo”, forma en que han llamado a las luchas de los pueblos por la recuperación y autonomía de nuestros territorios. Se busca legalizar la criminalización para deshacernos, porque de esto se trata el gobierno y sus instituciones.

A este andamiaje de racismo, impunidad y corrupción le va muy bien. Tiene a su servicio a las medios corporativos de “comunicación” que no paran en poner en nuestras cabezas que un niño murió en un bus por un “bloqueo” y bla, bla, bla ¿Caeremos acaso una vez más?

¿Repetiremos también el discurso de la reconciliación nacional? ¿Cómo es posible hablar de reconciliación mientras permanezca la impunidad y los pueblos no obtengamos justicia por el genocidio cometido?

Si la historia no fuera importante no se invertiría tanto en deformarla. Si el conocimiento no significase un poder no estaría en disputa y no se construiría todo un sistema educativo y social para atrofiar nuestra capacidad de generarlo, de crear.

Artículo anteriorVivir en el infierno
Artículo siguienteUn Morales que “esté quieto”