Alfonso Mata

Esta es una amplia discusión que se da y que se ha politizado. Quienes se oponen al crecimiento económico son “izquierdistas” y los que no “derechistas” y lo que impresiona de ella es la falta de uso de la “verdad” y el estrecho margen de entendimiento para resolver en base a ésta de ambos bandos. A la verdad, sólo se puede llegar por la ciencia y cualquier solución a partir de su mal uso, sólo significa “satisfacer necesidades” de unos pocos.

Un abordaje sano del tema, debe partir del hecho que “existe una interdependencia entre crecimiento económico y uso del medio ambiente”. Sobre ese hecho, se pueden registrar diversos puntos de vista que van desde pronosticar la destrucción del medio hasta los que hablan del grave peligro que corre el crecimiento económico y el público, si el medio no se explota. Entre esas posiciones, el pueblo divide opinión y los medios de comunicación inundan de noticias al respecto: sobre el uso del agua, la explotación de la minería, los monocultivos.

No obstante lo anterior, en lo que yerran ambas facciones, es en que sus argumentos o la mayoría “no están por lo regular científicamente legitimados” y lo que sería políticamente correcto, es un análisis de tan diversas opiniones, al juego de una apreciación científica crítica.

Si hablamos de lo que sería socialmente correcto, debemos definir quién se beneficia y cuál es el potencial daño a otros, pues es científico que todo cambio a un medio, tiene consecuencias a los que en el habitan y en todo el medio. El otro elemento que entra en juego es la apreciación del futuro económico y ambiental.

Sería parcial señalar y fijarse solo en los daños que sufre el medio, también el proceso de consumo significa utilización y cambio al medio. La maquinaria -por ejemplo, libera sustancias perniciosas y químicos que tienen consecuencias. A eso hay que añadir el cambio de hábitos de consumo y laborales, que pueden no calificarse favorables al medio.

No es frecuente que nos preguntemos la utilidad del crecimiento económico pues la respuesta nos parece evidente: se aspira a elevar el estándar de vida, pero ¿es eso lo que puede esperar el directa e indirectamente afectado sin que el beneficio a unos, hunda a los otros? Por un lado, los gobiernos han pretendido disminuir la lucha entre sectores, mejorando la distribución de ingresos y facilitando el financiamiento de reformas. Pero por otro, deben preocuparse por la estabilidad de precios, índices de ocupación y crecimiento razonable y sostenido. En su misión, el Estado debe unir capital, trabajo y progreso técnico y organizarlos y a la par de ello del uso de los recursos naturales y el bienestar de todos.

Pero la respuesta del medio, también tiene su importancia en el análisis. El crecimiento económico sustrae al medio materia prima susceptible de ser regenerada y todo el proceso produce residuos. Tanto las materias primas como la capacidad del medio de incorporar residuos son limitados, eso no puede continuar ilimitadamente. Entonces la gran pregunta es ¿cuáles serán las medidas que debemos adoptar para evitar que medio ambiente físico y social se vea perjudicado?

Uno de los fundamentos para dar respuesta a esa pregunta, es analizar la misma a la luz de las políticas de crecimiento económico, partiendo que este trae una serie de consecuencias positivas en que destaca el bienestar del individuo. Ese esfuerzo, debe acompañarse del análisis simultáneo de lo que sucede y puede suceder con el uso del medio ambiente.

El punto de partida entonces es considerar en el análisis de esa relación crecimiento económico ambiente su impacto en la salud; en la protección del suelo, el aire, el agua, el mundo vegetal y animal; anular los efectos negativos y eliminar daños y prejuicios de dicha injerencia.

De tal manera que la discusión debe centrarse en ver la relación crecimiento económico y protección del medio, a razón de la situación y evolución del desarrollo humano y ambiental en un hoy y un mañana; de lo contrario, si continuamos viendo solo el corto plazo consistente en expandir al máximo el capital producto, nos vamos a topar con caos y destrucción muy pronto y un mañana incierto.

Artículo anteriorA pesar de la necedad
Artículo siguiente“Para una aclaración, tomo la palabra” (III)