Se está celebrando en Viena la Asamblea General de los países signatarios de la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción, y este día fue electa para presidir el foro la Fiscal General de Guatemala, Thelma Aldana, propuesta por el Grupo Latinoamericano y votada en forma unánime por todos los delegados, en lo que constituye un reconocimiento al trabajo que el Ministerio Público de nuestro país ha realizado al perseguir penalmente a los que incurren en delitos de corrupción, tanto como funcionarios que abusan de su poder, como los particulares que sobornan para obtener ventajas y privilegios.

Es la misma Fiscal General que quedó excluida de actividades oficiales y de los foros empresariales porque su trabajo no ha sido, como históricamente, condicionado por pactos de corrupción que pretenden asegurar impunidad para los que se aprovechan de las deficiencias de un sistema político diseñado y constituido para alentar los malos manejos, los arreglos entre funcionarios y particulares, sin poner la menor atención al interés general, no digamos al bien común, puesto que desde las campañas políticas los grupos de poder, financiando a los candidatos, se aseguran de una perpetua y muy efectiva cooptación del Estado.

Hay que recordar que Thelma Aldana, como el Comisionado Iván Velásquez, fueron aplaudidos frenéticamente por la opinión pública en el 2015 cuando presentaron los casos que tienen en la cárcel a Roxana Baldetti y a Otto Pérez Molina. Pero cuando las acciones penales se dirigieron contra sus socios particulares arrancó una feroz campaña de ataque y desprestigio, bien financiada por esos sectores de poder y por los corruptos que se hicieron millonarios en el ejercicio de funciones públicas, y cuyo trasfondo se evidencia con el aislamiento que se les impone no sólo en actos oficiales sino en otros eventos de “pomada”.

Internacionalmente, sin embargo, sí se aprecia y respeta el trabajo que ha realizado el Ministerio Público y su titular, la Fiscal General Thelma Aldana y de esa cuenta cuando se realiza la Asamblea específica de Naciones Unidas con los países que suscribieron la Convención contra la Corrupción, se le elije como una muestra de la enorme importancia que en ese esfuerzo tiene la determinación de realizar las pesquisas y las acusaciones que corresponden para terminar con la histórica impunidad que ha sido justamente el aliento principal de los malos manejos que roban los recursos necesarios para impulsar programas de desarrollo sostenible que beneficien a la población marginada de nuestro país que no ve más esperanza que la dolorosa migración que desgarra a miles de familias.

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