Margot Wallström y
Sra. Isabella Lövin
Ministras Embajada de Suecia

Los nombres y lugares asociados con las atrocidades que tiñen la historia reciente del mundo son muy conocidos: Guernica, Babi Yar, Sharpeville, Treblinka, Hiroshima, Halabja, Rwanda, Srebrenica y más recientemente, Aleppo y Yemen, por nombrar solo algunos. Los recuerdos de los que han sufrido son tan dolorosos como la cantidad de lugares de esta lista.

Después de cada nuevo crimen contra la humanidad, decimos «nunca más». Sin embargo, se siguen agregando más nombres a la lista. Muchos conflictos ocurrieron no porque no pudimos verlos venir -los signos de exclusión, marginación, violaciones a los derechos humanos y desigualdades políticas, sociales y económicas, los cuales son muy fáciles de reconocer- sino porque no pudimos responder lo suficientemente temprano o lo suficientemente rápido. La triste realidad es que las elecciones que hacemos o no hacemos pueden generar conflictos y violencia. Hoy, en el Día de las Naciones Unidas, pedimos a todos que se aseguren de que no se sumen nuevos nombres a la lista.

Hacemos este llamado en un momento en que la violencia y los conflictos van en aumento. Un nuevo informe del Banco Mundial y de las Naciones Unidas muestra que más países experimentaron conflictos violentos el año pasado, que en cualquier momento en casi 30 años. Desde 2010, el número de conflictos violentos se ha triplicado y el número de personas afectadas se ha incrementado drásticamente. Las consecuencias son devastadoras: cientos de miles de personas muertas y 65 millones de refugiados en el mundo, la mayoría obligados a huir debido a conflictos violentos. Para 2030, más de la mitad de la población pobre del mundo podría estar viviendo en países afectados por altos niveles de violencia. Para que las futuras generaciones se salven de los horrores de la violencia, la guerra y el conflicto, tenemos que actuar ahora.

Creemos que los siguientes tres puntos deben ser el foco de la acción de la ONU para prevenir futuras atrocidades.

En primer lugar, las causas de raíz del conflicto y la violencia son innumerables y complejas. Por lo tanto, todo el Sistema de las Naciones Unidas debe trabajar de manera más integrada para lograr la paz y el desarrollo sostenible. Esto incluye abordar las sinergias entre la paz, la seguridad y el desarrollo, así como los efectos del cambio climático, la migración y la desigualdad. Debemos aprender mucho más a reconocer el papel de las mujeres y de los jóvenes en el mantenimiento de la paz.

En segundo lugar, la alerta rápida debe continuar con una acción rápida, en especial por el Consejo de Seguridad de la ONU. La evaluación del riesgo, la prevención de conflictos violentos y la consolidación de la paz deben integrarse en todo el trabajo de las Naciones Unidas. Debemos mejorar en la identificación y respuesta a las causas fundamentales del conflicto y las amenazas a la paz en una etapa temprana y mejorar la capacidad nacional para enfrentar los desafíos que nos esperan.

En tercer lugar, y lo más importante, la paz sólo se puede lograr por aquellos que forman parte del conflicto. Como comunidad internacional, debemos hacer todo lo posible para reforzar los incentivos que llegan a ser sociedades pacíficas. Una vez que las partes han emprendido el camino hacia la paz, no deberían caminarla solos. Esto pasa en cada etapa del ciclo del conflicto. La cooperación regional juega un papel crucial en este sentido.

Las Naciones Unidas fue creada en base al compromiso de «mantener la paz y la seguridad internacional» y deben esforzarse todos los días y de todas maneras, por cumplir esas palabras.

A pesar de los crecientes conflictos y el aumento de la violencia en todo el mundo, la vida también está mejorando para la mayoría de las personas. En mi vida, millones de personas han sido liberadas de la pobreza. Ahora podemos curar más enfermedades que antes. Más y más niños en todo el mundo van a la escuela. No debemos olvidar esto. No podemos y no debemos permitir que el aumento de los conflictos y la violencia, hagan pasar por alto los avances significativos que hemos logrado. Por esta razón, abordar el riesgo de conflictos debe figurar en el núcleo del trabajo de la ONU. Como miembro del Consejo de Seguridad de la ONU, Suecia está totalmente comprometida con este objetivo.

Al evitar conflictos, no sólo estamos evitando el inmenso sufrimiento que la guerra trae a los países, las sociedades y las familias; también estamos salvaguardando las ganancias del desarrollo, ahorrando recursos y creando la base para las sociedades pacíficas, justas e inclusivas a las que todos nos hemos comprometido en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. La prevención siempre vale la pena. El costo de no hacer nada es inconmensurable.

Asegurémonos de que no se agreguen nuevos nombres a la lista de las peores atrocidades de los tiempos modernos. Cada nuevo nombre es un fracaso. Las generaciones futuras nos juzgarán sobre cómo manejamos este desafío.

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