Fernando Mollinedo C.

Los temblores, terremotos, deslizamientos, socavamientos, hundimientos y demás calamidades que la población guatemalteca enfrentó las semanas pasadas, hincaron su amor propio y les hizo reaccionar de forma positiva para buscar de nuevo su vida cotidiana; la normalidad y la calma emocional por esos hechos naturales que los dejaron incomunicados, sin vivienda, aislados y desprovistos de sus pertenencias, pero con el ánimo de recuperación inmediata.

Quienes perdieron sus bienes (casa, cosecha, ganado, vehículos y otros enseres) enfrentan la realidad de saber que sus pérdidas tendrán que ser restituidas y eso suele llevar tiempo y se logra con paciencia, una visión definida y por supuesto: recursos. Sí vivir el día a día es un constante reto, la reconstrucción física, económica y social será para la población y sus autoridades será algo más que importante, pues empezar de cero es dificilísimo.

Ante el grave saldo existente (milpas anegadas, caminos vecinales intransitables, ríos crecidos, puentes dañados) las autoridades DEBEN DEJAR A UN LADO LA POLITIQUERÍA y entregar la ayuda correspondiente a la población necesitada, sin distingo de militancia política, religión o localismos ancestrales; por DEBER, ética profesional, humanismo y el elemental derecho a la vida, se debe entregar la ayuda aunque sea mínima a los necesitados.

ESA AYUDA NO LA ESTÁ REGALANDO NINGUNA AUTORIDAD; no es dinero de los diputados, ni del Presidente, mucho menos de los alcaldes; esa ayuda manifiesta en víveres, frazadas, medicinas, toldos, comida y otros artículos emergentes FUE COMPRADA CON EL DINERO RECOLECTADO DE LOS IMPUESTOS, TASAS, CONTRIBUCIONES Y MULTAS QUE LA MISMA POBLACIÓN PAGA POR SERVICIOS O RELACIONES COMERCIALES, también la ayuda fraterna; es decir, que esa asistencia es dinero de la misma población.

Han surgido oportunas denuncias sobre la forma en que se distribuye alguna ayuda en el área rural, donde los pobladores están siendo conminados a afiliarse al partido político en el poder; eso es una verdadera mierdada por parte de quienes lo están haciendo, están lucrando con el dolor ajeno y exponiendo lo más deleznable de su calidad moral con esa insensibilidad social que exponen.

De ser ciertas las denuncias ¡qué gente tan pura mierda! al servicio ¿de quién? Convierten la tragedia en fuente de pillaje y resultan vendiendo la ayuda a quienes no la necesitan. Ante ello, vale cuestionar: ¿Tendrán las autoridades el talento humano y la capacidad operativa para resolver o por lo menos, paliar esas situaciones tan graves con estricto apego a las normas de elemental humanismo?

El Estado DEBE gestionar o tramitar de forma adecuada la autorización de préstamos inmediatos a los campesinos (no con la iniciativa privada que los ahorca con los intereses) y posibilitar ese regreso a la normalidad. ¿Cuál es la “Asistencia Social” que DEBE PRESTAR EL ESTADO por medio de los ministerios de Agricultura y Salud? Es necesario que las autoridades gubernamentales se pongan a trabajar porque hasta el momento lo que la población ve, es que no han hecho ni mierda en dos años. Disculpen lo escatológico.

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