Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

El viernes 13 de octubre del año 2017, en cumplimiento al artículo 215 de la Constitución Política de la República, cuyo último párrafo dice “Los magistrados de la Corte Suprema de Justicia elegirán, entre sus miembros, con el voto favorable de las dos terceras partes, al presidente de la misma, el que durará en sus funciones un año y no podrá ser reelecto durante ese período de la Corte”.

Después de haber sido electo por nueve magistrados titulares, asumió, en sesión solemne, el señor magistrado José Antonio Pineda Barales, como presidente del Organismo Judicial y de la Corte Suprema de Justicia, período 2017-2018.

Este importantísimo acto se realizó en el salón de Vistas del Palacio de Justicia, mi intención fue la de estar presente para testimoniar mi apoyo y respeto a la institucionalidad del país; sin embargo, nuevamente mi salud me impidió hacerlo, no así mi deseo.

Para quienes son muy jóvenes debo de recordarles que anteriormente al denominado Serranazo, que improcedentemente disolvió al Organismo Legislativo y a la Corte Suprema de Justicia, la Constitución Política de la República permitía que el presidente del OJ y de la CSJ tuviese un período de cinco años, habiendo sido el último presidente con ese mandato Juan José Rodil, de muy triste recordación, quien sin duda alguna politizó al máximo su elección, cometió actos sumamente cuestionables durante su gestión e incluso, con acuerdo con ciertos diputados de lo que se llamó la “trinca infernal”, coadyuvó para acorralar y desesperar a Jorge Serrano, que no supo manejar legalmente esas circunstancias, lo que lo indujo al rompimiento constitucional.

La historia da constancia que el presidente del Organismo Judicial y de la Corte Suprema Justicia, cuando su gestión era de cinco años, cometía severos desmanes para lograr su elección, al extremo que un presidente de dicho organismo, en el acto de toma de posesión, públicamente le agradeció al Presidente de la República el haber sido electo.

Normalmente los abogados no son buenos administradores y si bien los magistrados que integran la Corte Suprema de Justicia son profesionales del Derecho, sumamente capaces, ninguno de ellos es un hombre de experiencia administrativa, lo cual complica la gestión del presidente del Organismo Judicial.

En todo caso, al elegirse a un magistrado para presidir el Organismo Judicial y la Corte Suprema de Justicia solo por un año, obliga a que su elección sea colegiada y menos imperfecta.

Nada impediría que anticipadamente los miembros de la CSJ eligieran presidente del Organismo Judicial y de la Corte Suprema de Justicia y, así elegir a diferentes magistrados de forma sucesiva, colegiada, logrando un balance de sus opiniones que pueden variar año con año.

Volver al sistema de que la elección sea por cinco años sería retroceder a los grandes errores que se cometieron en el pasado, cuando se eligieron a personas como Juan José Rodil, quien llegó al extremo de regalar cientos de canastas navideñas a los diputados y a personas importantes del Organismo Ejecutivo, que valían miles de miles de quetzales cada una, para, según él, tenerlos predispuestos a su favor, aprobarle presupuesto y no cuestionar su depurable gestión como presidente del Organismo Judicial y de la Corte Suprema de Justicia.

¡Guatemala es primero!

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