Carlos Soto Pineda

El 11 de Noviembre de 2017 se cumplirán 106 años del nacimiento de un guatemalteco referente de DIGNIDAD, 66 años de su graduación como abogado y Notario por la Universidad de San Carlos de Guatemala y 31 de su Doctorado Honoris Causa por la Universidad de La Habana, Cuba; abogado, Diplomático, digno político (término que ahora resulta peyorativo en este país)…el Dr. Federico Guillermo Toriello Garrido. Firmante del acta constitutiva de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y honorable defensor de la DEMOCRACIA, como Canciller del Gobierno del Coronel Juan Jacobo Árbenz Guzmán le tocó enfrentar al imperialismo, sus políticas criminales intervencionistas y feroces campañas de desprestigio y difamación orquestadas por el Departamento de Estado y Agencia Central de Inteligencia (CIA) norteamericanos.

Descansa en Cuba, tierra y Pueblo DIGNO, soberano que le brindó refugio y la paz negadas en Guatemala, donde él en reciprocidad continuó su legado Revolucionario, fundando la Asociación por la unidad de Nuestra América (AUNA), además de ejercer la Docencia y entro otras muchas labores académicas, también la labor periodística, fundando la Revista «Nuestra América».

El visitante de La Habana, debe ir a la sede de la Asociación Cubana de las Naciones Unidas (ACNU) y buscar en su patio interior el «Parque de la DIGNIDAD» y hallar los bustos de cinco Diplomáticos , referentes también de los valores morales, éticos, políticos y culturales de América, entre ellos el del Dr. Federico Guillermo Toriello Garrido..»el CANCILLER de la DIGNIDAD», valor que resulta tan necesario y está tan ausente en esta sociedad.

“La historia de las inversiones en la América Latina para explotar el banano, el petróleo, el cobre, el estaño y otros productos vitales para la economía de algunos países, se parece muchísimo a la dolorosa y primitiva historia de las explotaciones coloniales. Compañías de este tipo toman todo para sí; succionan íntegramente la riqueza del suelo, pagan elevadas contribuciones al país de donde proceden y acumulan millones en favor de unos cuantos accionistas que jamás saben que sus jugosos dividendos son fruto del sudor y la miseria de miles de trabajadores abrumados por la ignorancia, la enfermedad y el hambre. Estamos convencidos que los intereses de estos monopolios son ajenos a los legítimos y verdaderos intereses del pueblo que provienen y de su gobierno, y es evidente que constituyen sólo motivo de fricción innecesaria y peligrosa entre Estados amigos, cuando indebidamente recurren, no sólo a la protección diplomática sino aun a comprometer a funcionarios y a entidades oficiales, para mezclar a su gobierno en la defensa de una causa insostenible.” Federico Guillermo Toriello.

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