Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

Habiendo sido nombrado por el Presidente de los Estados Unidos y confirmado su nombramiento por el Senado de dicho país, arriba a suelo guatemalteco el Embajador Luis E. Arreaga-Rodas, quien ejercerá el cargo diplomático de Embajador de Los Estados Unidos de Norteamérica, por consiguiente, velará porque en nuestro país se apoyen los intereses del gran país del norte.

Esperamos que su actitud sea bilateral, para que pueda decirse que en respeto mutuo se logrará el combate al flagelo del narcotráfico, cuyos consumidores son principalmente ciudadanos norteamericanos, que con su gran poder adquisitivo hacen que sea rentable y atractiva la producción y tráfico de estupefacientes.

A diferencia del anterior embajador que pertenecía al grupo étnico de descendencia africana, el nuevo embajador nació, creció y se desarrolló en sus primeros años de vida en Guatemala.

Por tanto, una cosa es su nacionalidad, su responsabilidad diplomática y otra es la sangre que corre por sus venas.

Nadie le tiene que decir al embajador cómo es nuestro país. Él, mejor que nadie, debe saber y comprender que una buena relación es parte de lo que dijera en su momento el benemérito Benito Juárez: “EL RESPETO ENTRE LOS INDIVIDUOS Y ENTRE LAS NACIONES ES LA PAZ”.

Todos deseamos que su gestión sea exitosa. La mejor manera para que así sea es comprendiendo que Guatemala también tiene intereses y necesidades, que nadie inmigra por capricho, que quienes lo hacen normalmente son personas con iniciativa y voluntad que su vida mejore en lo económico y en lo social.

Además, debe comprender que la gran mayoría de los inmigrantes día a día trabajan y se sacrifican en buena parte para ayudar a sus padres, a sus hijos, que no son delincuentes sino, por el contrario, son personas que con su sacrificio y trabajo contribuyen al desarrollo del país a donde inmigran, realizando trabajos que la mayoría de los ciudadanos norteamericanos no desean hacer.

Especialmente, son la mano de obra agrícola, la mano de obra básica en la construcción y en los servicios de restaurantes y hoteles, que en algunos casos, con mucho sacrificio y esfuerzo, aprovechando las oportunidades de estudios que existen en los países a donde inmigran como Estados Unidos, llegan a convertirse en ciudadanos que sirven al país que les brindó su cariño y su territorio, para convertirse en servidores públicos y miembros de las fuerzas armadas con que ese país hace presencia en muchas partes del mundo, como Corea, Japón, Afganistán, y si es necesario derraman su sangre luchando por los principios democráticos del mundo occidental al que pertenecen.

Estados Unidos y Guatemala aspiran para que exista un pleno Estado de Derecho.

Al darle la bienvenida al embajador Luis E. Arreaga-Rodas esperamos que no permita que grupos o elites le rodeen, lo adulen, para así, en el fondo, impedir que se pueda convertir en el mejor embajador que la historia registre como embajador de Estados Unidos.

Esperemos que el embajador Luis E. Arreaga-Rodas sepa que no solo las palabras, sino las actitudes, hacen que los guatemaltecos sepamos que su actitud es positiva, respetuosa y constructiva.

¡Guatemala es primero!

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