Jorge Raymundo

La pregunta que uno se hace al escuchar de la boca del Presidente la palabra diálogo es: ¿Diálogo para qué señor Jimmy?

Muy al principio de su mandato muchos columnistas, muchos sabios y sabias de este país, le decían que abra un diálogo, que convoque a la ciudadanía para impulsar un nuevo país a derroteros diferentes al que se descubrió en el 2015. No obstante, usted se hizo el loco, no lo atendió y siguió al pie la libreta que le tenían sus asesores militares de alrededor suyo. Muchos dijeron entonces que hay que darle el beneficio de la duda porque todo gobierno nuevo tiene que aprender el teje y maneje de la cosa pública y máxime en su caso que no tenía tan siquiera una remota idea de lo que es gobernar un país como Guatemala, había que tenerle paciencia. Y así se hizo. Sin embargo, no solo no hizo caso de las sugerencias de iniciar un proceso de democratización del país mediante el diálogo, mediante el consenso y con participación de los diferentes sectores, sino se fue contra ellos y contra el pueblo mismo. Su gobierno se perfilaba como un gobierno de transición en el que tenía la oportunidad de sembrar las bases de un nuevo pacto social, de un nuevo estilo de hacer gobierno, de una nueva política. Pero no fue así. Lo que hizo con su accionar, confrontó al país y se puso a defender a los corruptos y a los sectores de poder oscuro, al punto que ahora mismo lo vemos del brazo de los alcaldes y políticos corruptos, de los ganaderos que no quieren pagar los impuestos que recogen del pueblo al vender sus productos, del lado de los militares corruptos que, o están en el Zavala, están en los cuarteles o andan prófugos. En otras palabras, abandonó su misión y se puso al servicio de los más oscuros intereses.

Pero ahora que le sale de la boca que quiere convocar a un diálogo, díganos ¿para qué quiere dialogar? ¿Con quiénes? Y de ¿qué quiere dialogar? Si es para que usted pueda terminar su mandato y sin haber hecho caso de las demandas de la plaza, parece que no se va poder, porque el pueblo demanda que con sus últimas acciones y con una acusación muy seria en su contra de enriquecimiento electoral ilícito, no es la persona más idónea para convocar y liderar el diálogo en cuestión. Diálogo para salvar su pellejo, de su familia, el de su partido y el de los militares y los diputados acusados de corrupción y de los que andan prófugos, menos todavía. ¿Para qué quiere el diálogo y a dónde quiere llegar con el diálogo? ¿Convoca a un diálogo para refundar este país o es solo para salir de la soledad en la que anda? Si es lo primero tendría que ser plural, diverso, incluyente, participativo y con una mirada al futuro del país que queremos. ¿Tiene la intención de lograr sentar las bases de un nuevo pacto social, incluyente, plural, plurinacional, como lo han mencionado otros? Pero entonces debe dar muestras de buena voluntad y empezar por cumplir algunas de las demandas de la plaza como muy bien lo recomendó el Procurador de los Derechos Humanos hace algunos días. Debe sentarse con sus diputados que lo protegen y exigirles que deben cumplir algunas de las demandas de la plaza de inmediato y no seguirse burlando de dichas demandas y menos de los que participamos en ella.

En medio de la crisis, usted quiere sacar a la CICIG o convertirlo en su mandadero, y/o quiere cambiar, vía Congreso, la Ley del Ministerio Público para que pueda quitar y poner Fiscal General cuando se le antoje. Entienda señor, que no es la CICIG el problema, ni es el señor Iván Velásquez. Tampoco es la jefa del Ministerio Público el problema, porque ella simplemente está cumpliendo con su trabajo, como debieron de haber cumplido todos los jefes del MP en el pasado. Es el sistema corrupto que ahora está reaccionando porque se le está persiguiendo y sus actores principales, están cayendo uno por uno. Y usted lamentablemente se puso de su lado, entonces no tiene ninguna legitimidad para convocar y liderar el tal diálogo que está anunciando. Y para que lo sepa, las funciones de la CICIG que están contenidas en el convenio de su creación, no fueron obra ni letra de ningún gobierno en particular, la sociedad misma participó en el establecimiento de esas funciones, por lo que cualquier cambio a esas funciones para mejorar o profundizar en algunas de ellas debe ser en consenso con la sociedad. Usted no puede ni tiene la legitimidad para proponer cambios en ese sentido porque tiene conflicto de intereses y eso lo inhabilita para hacerlo. Reflexione si aún puede.

Artículo anteriorLa educación y lo humano
Artículo siguienteEscabrosa coyuntura