Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82

Lograr la Guatemala que deseamos la mayoría no será fácil, y es lógico porque un sistema que se ha venido perfeccionando en sus vicios a lo largo del tiempo, no se compondrá en un par de años y peor si los pasos que se dan en la dirección correcta son aislados.

La semana pasada estuvo cargada de mucha euforia y el punto máximo fue el día miércoles cuando miles de ciudadanos, de forma pacífica, tomaron las calles para mostrar su hartazgo por el sistema, pero el entusiasmo del cambio duró poco toda vez que el jueves, 88 diputados (entre quienes votaron en contra y quienes como estrategia no llegaron) volvieron a arropar a Jimmy Morales con la intención de que termine su mandato y así, sostener el sistema.

En esta semana hemos vivido una tensa calma y las atenciones se las ha llevado la Corte Suprema de Justicia (CSJ) con el asalto que prepara el grupo de Blanca Stalling para asegurar el control del Organismo Judicial (OJ) y así presidir la comisión postuladora para elegir Fiscal General. Nueve meses tardaron en aprobar las reforma a la Ley de la Carrera Judicial y ahora cuando les convine, el Congreso aprueba una ley necesaria (aunque insuficiente para reformar el Sector Justicia), pero que les puede servir muy bien.

Mientras transcurre esta “tensa calma”, solo Dios sabe lo que están fraguando para materializar las intenciones de frenar cualquier intento de luchar contra la corrupción. De las renuncias de los tres ministros de Estado se sabe muy poco, y si se llegan a quedar, debemos saber en qué condiciones; el Ministro de Finanzas tiene que ponerse más serio porque esa excusa de que él no es “omnipresente”, con lo que le basta para decir que él no orquestó el pacto de impunidad, es para niños que se chupan el dedo.

Morales sigue en su romería por conseguir apoyos refugiándose en rancios brazos, y ahora pareciera poner la mira en el jefe de la SAT, y aquí hay un antecedente importante, pues luego de la última entrevista de Morales con La Hora, en la que dijo que el actuar del ente fiscalizador podía generar demandas, salieron del intendente jurídico y desde entonces no se ha llegado a la meta.

Ahora que los señoritos de los ganaderos (que no desean pagar impuestos porque a cuenta y razón de qué se le cobrará lo que manda la ley) le han ofrecido al Presidente que ellos pueden sumarse a su fuerza de choque, no sería extraño que vean cómo hacen para zafarle la varita a Solórzano Foppa, aunque se apoyen mutuamente con el Ministro de Finanzas y tenga la confianza de la comunidad internacional. Igual lo aplaudirían muchos de los que hoy envalentonan a Morales.

Nunca antes en la historia nuestro futuro ha dependido tanto de esa forma en la que ejerzamos ciudadanía. En el Twitter de un amigo se lee lo siguiente: “Como ciudadano guatemalteco juro: Ejercitar mi poder ciudadano, hasta lograr una patria digna y solidaria”, y eso resume la receta del futuro, ya que si deseamos una Guatemala mejor, más justa e incluyente y que le siga dando oportunidades a los que tenemos, pero en especial a los que hoy no las tienen, tenemos que ejercer nuestra ciudadanía de una manera comprometida.

Ningún cambio en la historia ha sido fácil, ni rápido y sin salidas en falso. Yo no les puedo decir cómo resultarán las cosas por ese mentado cambio que anhelamos, pero si les puedo garantizar que es lo correcto, y que si no luchamos, estamos condenados a perder a Guatemala para siempre y por eso es que, como me retó un empresario la semana pasada, esta batalla tenemos que ganarla por el bien del país y de nuestras familias.

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