Alfredo Saavedra

Desde Canadá.- En un movimiento que se une a la repercusión internacional provocada por la absurda intención del presidente guatemalteco Jimmy Morales, de expulsar del país al comisionado de Naciones Unidas, señor Iván Velásquez, ciudadanos originarios de Guatemala, en diferentes provincias de Canadá, se han manifestado en protestas y pronunciamientos a favor del importante funcionario de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, conocida por sus siglas CICIG.

Guatemaltecos que residen en Toronto, Montreal y Vancouver han realizado concentraciones frente a los consulados de Guatemala en esas ciudades, lo que ha llamado la atención de prominentes políticos canadienses, como ha ocurrido en los Estados Unidos, donde miembros del Senado se han pronunciado contra el Gobierno de Guatemala, en declaraciones que evidencian el rechazo al presidente Morales, por su desatinada actitud contra el comisionado Velásquez y que como un boomerang se ha revertido contra el gobernante.

Porque de esa forma pone de manifiesto de manera abierta más su necesidad que interés por evitar que se le investigue por actos de corrupción, en proceso de comprobación que en condiciones de legalidad en el país producirían su reemplazo o dicho en buen chapín, recibir un puntapié en el trasero que lo regrese de donde salió, es decir su condición de volatinero o, lo peor, a hacerle compañía a sus familiares ya puestos a buen recaudo por delincuentes.

En el escenario del comportamiento del ahora mal elegido jefe del Ejecutivo, es innecesario hacer demasiado ejercicio mental para deducir que su acción para deshacerse del comisionado Velásquez, tiene que ver con la reciente declaración de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, reunida en reciente fecha en Guatemala, al puntualizar según texto de prensa: “que ven con alarma que muchas instituciones que reúnen a jueces, fiscales y la Comisión Internacional Contra la Impunidad, son objeto de ataques, amenazas, presiones, hostigamiento e incluso ponen en riesgo la vida de estos y sus familias.”

¿No resulta sospechoso que el gobernante y sus lugartenientes tengan que ver en esas amenazas a partir del denodado esfuerzo del Presidente contra el comisionado Velásquez? Eso resultaría en un grave cometido de Jimmy Morales, que lo pondría en la posición de los gobiernos militares del pasado, responsables del asesinato de miles de ciudadanos.

De suerte que hoy se tiene la presencia de un proceso de vigilancia como el demostrado por los guatemaltecos en Canadá, que en uno de sus pronunciamientos señalan: “Nuestro apoyo incondicional al comisionado señor Iván Velásquez, a la fiscal general Thelma Aldana, a las y los fiscales honestos por su lucha contra la corrupción. Nuestra solidaridad con los tres magistrados de la Corte de Constitucionalidad que suspendieron la expulsión del señor Velásquez, por cumplir con el deber para el cual fueron designados”. Es en realidad admirable y valiosa la actuación de los guatemaltecos, como los de la agrupación Jun Q`anil, en Toronto, con una muy encomiable acción de solidaridad con el pueblo de Guatemala en torno de manera esencial, en todo en lo que esté de por medio la auténtica justicia. “QUE TODOS SE LEVANTEN, QUE NO SE QUEDE NI UNO DETRÁS DE LOS DEMÁS”. (Popol Vuj).

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