El presidente Jimmy Morales ha sido descrito como un hombre en la soledad de sus propias miserias, pero la verdad es que goza de importantes vínculos que le empujan en una lucha que para muchos puede parecer estéril, pero que para él y sus compañeros de aventura es de vida o muerte, tanto que está dispuesto a desafiar a toda la comunidad internacional y a la mayoría de sus conciudadanos porque está en juego literalmente su futuro y el de sus socios.

“El Taquero” es, hoy por hoy, quien más da la cara con sus camisetas pidiendo el fin de la CICIG, pero otros como él, presos o fugitivos, están en las mismas condiciones y se preparan, como dijo ayer en el tono más agresivo posible Álvaro Arzú, para ir a la guerra y ya sabemos el significado de esas palabras. Sas Rompich y monseñor Gerardi, por lo menos, atestiguan el peso de las mismas.

En efecto, como “El Taquero” están “El Uno” y “La Dos” y toda la pléyade de militantes del PP que guardan prisión por los casos que justamente la CICIG con Iván Velásquez a la cabeza y el MP bajo la conducción de Thelma Aldana, evidenció como estandartes de la corrupción que ha empobrecido a este país mientras los ladrones se dan vida de jeques. Están también los que lograron escapar del brazo de la justicia, como Allan Marroquín, Sinibaldi y Archila, entre otros, que operan tras bambalinas y que junto a otros en igual condición jurídica, ponen sus recursos y capacidades para apoyar en esta crisis.

Ayer se nutrió con la que posiblemente sea la mara más corrupta y numerosa del país. Más que el mismo Congreso. Los Alcaldes bajo la dirección nada más y nada menos que del maestro de maestros Arzú y su acólito Escobar, juraron lealtad al Presidente en la lucha contra la CICIG. Cómo para que no, si en las municipalidades florece la corrupción al estilo Medrano porque el maestro ha marcado el camino de cómo se tienen que administrar los recursos edilicios y mientras haya CICIG y esté Velásquez, les cuesta conciliar el sueño.

Y lo que parecía imposible se logró. Aquellos rancios financistas de campaña que sienten que ya no podrán seguir sobornando a los candidatos, especialmente los más poderosos que ni siquiera piden factura y que por lo tanto no han aparecido en los casos de cooptación, hoy aparecen aliados a Joviel Acevedo en contra de quien vino a Guatemala a tratar de ayudar para romper un modelo de tanta corrupción que hasta Fukuyama tildó de “podrido”.

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