Javier Monterroso

La masacre cometida presuntamente por pandilleros el día de ayer miércoles 16 de agosto en el hospital Roosevelt debe convertirse en la gota que derramó el vaso, como sociedad no podemos volver a permitir un hecho como éste, que en pleno día un grupo de delincuentes con armas automáticas ataquen nuestro principal hospital público para liberar a un reo es una muestra indiscutible de que vamos camino a convertirnos en un Estado fallido.

La solución al problema de inseguridad no puede enfrentarse por la aplicación de la pena de muerte, jurídicamente eso es inviable a menos que decidamos denunciar el Pacto de San José, y tampoco el Ejército puede combatir la delincuencia, pues por su naturaleza las fuerzas armadas se usan para enfrentar amenazas armadas de otros países o facciones insurgentes, no para combates con delincuentes en una ciudad, de hecho si el ejército hubiera actuado ayer con sus M16 contra los AK47 de los delincuentes tendríamos no 7 sino más de una decena de civiles muertos.

Solamente una política de seguridad integral dará en el mediano plazo una solución a la problemática, ésta política de seguridad debe partir de la prevención en sus tres niveles: en el nivel primario hay que generar condiciones para sacar a los jóvenes de escasos recursos de las redes de las maras, brindándoles educación y salud, pero sobre todo oportunidades de trabajo en las áreas marginales, esta labor debe ser ejecutada por los ministerios de Desarrollo Social, Educación, Salud, Cultura y Deportes y Trabajo; el segundo nivel de prevención es la situacional, la cual tiene como objetivo dificultarle al delincuente las posibilidades de cometer delitos, para ello es primordial contar con un adecuado sistema de inteligencia contra el crimen, encuestas de victimización, una policía comunitaria, patrullajes en lugares peligrosos y sobre todo fortalecer los sistemas de control y gestión de la conflictividad comunitarios, esta tarea le corresponde al Ministerio de Gobernación; finalmente la prevención terciaria, también en manos del Mingob se refiere a un Sistema Penitenciario que cumpla su rol de socialización del delincuente, una guardia penitenciaria capacitada y entrenada para situaciones de riesgo y una buena coordinación con el Sistema de Justicia.

Pero además de la prevención una verdadera política de seguridad debe contar también con un eje de combate a la criminalidad, y en ese sentido el Mingob debería implementar una policía de investigación criminal que coadyuve con el Ministerio Público en la investigación de los delitos y generar en la PNC equipos élite de policías entrenados para situaciones extremas tales como el enfrentamiento de ayer, finalmente como política de Estado se debe realizar una campaña de combate al mercado ilegal de armas y municiones. Pero, sobre todo, necesitamos que el Presidente y el Ministro de Gobernación asuman realmente el liderazgo en materia de seguridad ciudadana.

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