Guillermo Córdoba Santos
Twitter: @guillecordoba97

El Congreso de los Diputados ha aprobado por abrumadora mayoría la reforma de Radio Televisión Española (RTVE). El objetivo de esta reforma es que el presidente de esta organización pública vuelva a ser elegido por consenso, tal y como se venía haciendo desde antes de 2012. La nueva dirección de RTVE será elegida en tres meses.

El Gobierno del PSOE aprobó en 2006 que el presidente de RTVE y los miembros del Consejo de Administración tenían que ser elegidos por la mayoría de dos tercios del Congreso y el Senado. Esto obligaba a los grupos parlamentarios a llegar a un acuerdo. Años después, el Gobierno de Mariano Rajoy modificó esta ley para que el presidente de RTVE pudiera ser elegido por mayoría absoluta, sin ser necesario ningún acuerdo.

El Partido Popular podía imponer a su propio candidato gracias a la mayoría absoluta con la que contó durante sus cuatro años de Gobierno. El partido no buscaba el consenso, sino proteger sus propios intereses. Esto provocó las continuas protestas de los trabajadores de RTVE, que han denunciado la falta de independencia informativa. Los trabajadores buscaban «recuperar una radiotelevisión pública plural, imparcial y defensora del derecho fundamental a la información».

Uno de los efectos más importantes de esta politización de RTVE ha sido el descenso de las audiencias. La 1, el canal más importante de la televisión pública, tuvo en 2015 el peor resultado de su historia con una audiencia por debajo del 10 %, cuando hace diez años estaba cerca del 20 %. Los telediarios, que siempre habían sido considerados como una referencia informativa, han perdido su liderazgo en favor de las cadenas privadas.

La reforma aprobada hace unos días por el Congreso es una buena noticia para todos los españoles y, en especial, para el periodismo. Los trabajadores de RTVE buscaban desde hace años la libertad informativa que había quedado dañada después de la reforma del Partido Popular. En definitiva, buscaban una reforma con la que no solo ganara la audiencia, sino también la democracia.

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