Jorge Mario Andrino Grotewold
* @jmag2010

Escribir estas líneas no fue nada fácil. Regresa a mi mente la primera columna que escribí hace varios años en esta segunda época que titulé “La teoría del buen ciudadano”. En esa columna expresé mi voluntad y decisión de escribir semana a semana un pensamiento que fuera crítico para el país y el mundo, en positivo o negativo, pero en todo momento con propuesta.

Explicaba en ese momento, que ser un profesional honesto, servidor público comprometido y profesor universitario era solo parte de esa obligación que tenemos todos los ciudadanos de contribuir con Guatemala, y que la columna era parte importante de ese proceso. Sin deslegitimar a quienes deciden participar activamente en política, un equilibrio necesario lo constituyen quienes por medio de la veeduría social se involucran activamente en la realidad nacional e internacional.

Durante estas 300 columnas me he permitido opinar sobre diversos temas de interés económico, social, político y cultural, primordialmente sobre mi país Guatemala, pero eventualmente también, cuando la agenda y coyuntura lo ameritó, sobre temas internacionales. La visión siempre fue personal y a Dios gracias jamás recibí influencia, incidencia o sugerencia alguna del abordaje de las columnas. Gocé de esa libertad en la que puedo responsabilizar exclusivamente a mi conciencia y mis principios. Errores siempre hubo, así como aciertos, pero en todo momento con buena fe.

Guatemala está en un proceso de cambio social y político, pero desafortunadamente es muy lento y pausado. Requerirá de múltiples interlocutores para encausarla dentro de una ruta efectiva de cambio hacia el desarrollo. Las agendas de fortalecimiento de la democracia, combate a la corrupción, impulso de políticas públicas equitativas y la lucha contra la impunidad son sólo parte de esa agenda pendiente.

Cierro un ciclo hoy que significó una gran responsabilidad y me permitió incidir para la mejora de mi país. Me retiro para descongestionarme un poco (o mucho) de ese proceso de participación activa que he tenido en los últimos años, y para reinventarme de nuevas metas, diferentes objetivos y una visión distinta para coadyuvar como ciudadano de a pie.

Gracias al Grupo La Hora por abrirme este espacio y por comprender mis razones del retiro. Escribir para un medio con tanto prestigio y tradición ha sido un gran orgullo, y recibir el acompañamiento de Oscar Clemente y Pedro Pablo, fortalece mi convicción de una Guatemala diferente. Gracias por todo.

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