Javier Monterroso

Ayer trascendió en los medios nacionales que Donald Trump, el presidente de los Estados Unidos de América, designó al señor Luis Arreaga como el próximo embajador de la superpotencia en Guatemala a partir del mes de septiembre, esto ha generado una serie de comentarios de la más diversa índole, y es que el tema del sucesor de Todd Robinson ha levantado desde hace varios meses toda serie de expectativas, anhelos, especulaciones y hasta campañas de “lobby” por parte de empresarios y políticos chapines, la mayoría de estos pedía desde hace tiempo en sus oraciones diarias que el próximo “procónsul” del imperio del norte fuera un republicano conservador afín al sector empresarial y que se acabara el respaldo político que el “gran hermano” le proporciona al MP y a la CICIG.

Para quienes tenían esos anhelos les tengo malas noticias pues todo indica que el nuevo embajador será un Todd Robinson corregido y aumentado, para aquellos que no me creen les doy algunos datos: 1. Es guatemalteco de origen, lo que le da mayor conocimiento de la realidad nacional, así como de las fuerzas políticas y, aún más importante, de las costumbres, vicios, prejuicios y taras atávicas que sufrimos los guatemaltecos, el señor Arreaga además conoce los apellidos y esqueletos bajo la cama de las grandes familias guatemaltecas, así que no será para nada fácil darle atole con el dedo como acostumbran algunas de estas.

2. Durante los últimos años ha ocupado el cargo de Subsecretario de Estado para Asuntos Antinarcóticos y Aplicación de la Ley, desde el cual no solo conoce sino que ha acompañado y apoyado plenamente los esfuerzos del MP y la CICIG contra el narcotráfico y la impunidad, en dos platos: este señor conoce de primera mano lo que está pasando en Guatemala, así como las relaciones de los narcotraficantes extraditados con los políticos y empresarios nacionales con los que hicieron negocios, y es uno de los principales responsables en la definición y aplicación de la política que el Departamento de Estado ha venido implementando en nuestro país en los últimos años.

En conclusión señores empresarios y políticos guatemaltecos, entiendan algo: con el nombramiento del señor Arreaga no habrá ningún cambio en la política de Estados Unidos hacia Guatemala, al contrario, el emperador Trump nombró a la persona más cercana a Iván Velásquez y Thelma Aldana para que viniera a administrar la díscola provincia, el cambio del señor Todd Robinson, a quien más adelante le dedicaremos una columna, obedece a procesos normales en el Departamento de Estado de los EE. UU., no en sus recientes campañas de “lobby” o en los exabruptos del aún Embajador, la línea para los próximos 2 o 3 años de la superpotencia seguirá siendo de apoyo a la lucha contra la corrupción y la impunidad.

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