Dr. Luis Fernando Cordón Morales
@lfercordon – buzonasprodecogt@gmail.com

La historia de Zaqueo en el Nuevo Testamento muestra al hombre que fuera elegido de la multitud, a pesar de su aspecto físico, su posición económica y actuar oportunista, para luego transformarlo en un individuo de bondad y de profundo arrepentimiento. Resulta que ese hombre rico, calificado de pecador y no querido por la comunidad era un recaudador de impuestos que había aprovechado su posición para tomar ventajas a su beneficio y en perjuicio de los demás. En la historia reciente de la tributación en Guatemala, durante las extintas Dirección General de Aduanas, Dirección de Rentas Internas y Guardia de Hacienda, surgieron representaciones similares a la citada que dejó a personajes enriquecidos y empoderados como fruto de sus poderes de recaudación y de control, respectivamente.

En el marco del acuerdo sobre aspectos socioeconómicos y situación agraria de los Acuerdos de Paz, se convino sobre la necesidad de una política tributaria dentro de un sistema basado en los principios de justicia, equidad y capacidad contributiva, asegurando el Estado la eficacia y transparencia en la recaudación y la administración fiscal para fomentar la confianza y eliminar la evasión y defraudación fiscal. Surgen entonces los compromisos de elevar la carga tributaria, reformas a la legislación y el fortalecimiento institucional.

Así nace la Superintendencia de Administración Tributaria para recaudar con efectividad los ingresos para el Estado, con el objetivo de ejercer con exclusividad las funciones de Administración Tributaria contenidas en la legislación y con otras específicas, entre ellas la de organizar y administrar el sistema de recaudación, cobro, fiscalización y control de los tributos a su cargo. Los casos mediatizados sobre posible comisión de delitos supuestamente ejecutados por empleados y funcionarios encargados de la ocupación recaudatoria reaviva el debate sobre la importancia de su función, el poder que pueden llegar a ejercer y el verdadero control que se tiene sobre ellos.

No obstante lo anterior, como todo y para bien, la actividad de recaudación de impuestos en Guatemala tiene otra cara, un rostro limpio, comprometido, sacrificado y loable, y está personificado en la labor que realizan todos aquellos empleados de la SAT, que no obstante lo convulsa que ha sido en su corta historia en la designación y elección de sus autoridades, ellos han estado constantemente realizando sus actividades. Desde aquellos que han perdido la vida en el cumplimiento de sus labores; los que han sido intimidados en una presencia fiscal o por haber dejado constancia sobre infracciones o ilícitos tributarios; los que ostentan el cargo por carrera administrativa y mérito; los que realizan constantes operativos fiscales alejados de su hogar, en períodos extensos y en condiciones riesgosas; los que no han abusado de su autoridad; hasta los que dedican horas extenuantes de trabajo que superan las ocho horas diarias y con asistencia los fines de semana, desde esta tribuna les expreso mi reconocimiento, respeto y admiración, ya que sin necesidad de maquillaje, pleitesías, reflectores ni apadrinamientos han defendido y sostenido la institucionalidad con su valioso esfuerzo, profesionalismo, honestidad y dedicación. Felicidades en su aniversario.

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