Adolfo Mazariegos

Hace pocos días fui amablemente invitado a conversar en un programa de radio en el cual se abordaría (se abordó) el tema de la lectura en Guatemala y la actual situación de las letras guatemaltecas en un mercado que sigue siendo tan complicado, exigente y por demás competido como el editorial, a pesar de las nuevas facilidades tecnológicas y los nuevos formatos para la publicación y difusión de obras escritas. Ese día, durante el programa, traje a colación un artículo que leí hace algunos años acerca de la cantidad de libros que son publicados anualmente en Islandia. Según el artículo, (escrito por Rosie Goldsmith y publicado por BBC Mundo el 13/10/2013), en Islandia una de cada diez personas publica un libro, lo cual es un dato sumamente interesante, sobre todo si tomamos en consideración que actualmente dicho país cuenta con tan solo -aproximadamente- 300 mil habitantes (331 mil 811 para ser exactos, según el censo del año 2016). No obstante, lo que llama la atención en ello y que a mí particularmente no deja de parecerme altamente gratificante, es saber que Islandia promueve, con incentivos económicos del Estado inclusive, la tarea de escribir, editar y publicar libros; promueve la traducción a otros idiomas de obras de sus autores; apoya las ferias de libros y tiene, además, programas relacionados a la literatura en los centros de enseñanza en distintos niveles […] ¡Realmente interesante! Traigo a colación hoy, en este espacio, el artículo mencionado y la entrevista cuya deferencia mucho agradezco al productor y conductor del programa -el licenciado Dennis Colindres-, en virtud de la proximidad de la nueva edición de la ‘Feria Internacional del Libro en Guatemala’, Filgua 2017, que este año se realizará del 13 al 23 de julio en Forum Majadas y cuyo tema será el ‘Mundo de Asturias’, lo cual no deja de hacerme reflexionar en la paradoja que existe en el hecho de que Guatemala tenga un Premio Nobel de Literatura (del que es muy normal y justo que nos sentimos orgullosos), pero siga teniendo índices muy altos de analfabetismo y un sistema educativo con serios problemas recurrentes -en términos generales- que le hacen anacrónico y a todas luces descontextualizado de cara al futuro, y que además se constituye en una de las principales causas del porqué una gran mayoría de guatemaltecos no lee, muy a pesar de ese Premio Nobel de Literatura con que se cuenta desde 1967. Ciertamente el mundo del libro y de las letras en Guatemala ha crecido considerablemente durante los últimos años (lo cual es bueno y me alegra muchísimo), pero aún sigue siendo una labor ardua y titánica para muchos autores publicar un libro y dar a conocer sus obras, muchas de ellas fabulosas, sin duda… Sirvan, pues, estas sencillas líneas, como una invitación a descubrir las letras que se escriben en Guatemala y, si tiene tiempo y le es posible, a darse una vuelta por la Feria Internacional del Libro este año.

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