Danilo Santos
El metamensaje en las palabras del ciudadano Presidente desvela la profundidad del enfado con la Fiscal General Thelma Aldana y el Comisionado Iván Velásquez. Yo entiendo su enojo. Lo que no entiendo es cómo no se da cuenta del impacto que causa lo que sus opiniones encierran.
Cuando usted señor Morales dice: “tal vez, todo eso es parte de una corrupción que se ha vivido en el país, una corrupción que de una u otra forma, en Latinoamérica, en Guatemala y en muchas partes del mundo, en determinado momento se han considerado como normales”; mina la moral de quienes cumplen sus obligaciones y son honrados, y por otro lado anima a los pícaros a seguir haciendo trinquetes y sentirse listos.
Señor Presidente, lo están manipulando e instrumentalizando, aprovechando lo personal que usted ha vuelto la situación con Aldana y Velásquez. Aunque estoy seguro no fue su intención, dejar entrever que la corrupción es algo normal no abona en el buen trabajo que ha venido haciendo la Superintendencia de Administración Tributaria.
Según la RAE, “corrupción es la práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de las organizaciones, especialmente las públicas, en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores”. Exculpando a todos exculpa a los suyos. Y no se trata de dejar hacer y dejar pasar cándidas faltas y centrarse solo en lo realmente grave, la justicia no se trata de eso.
No es fácil ser el Jefe del Ejecutivo en un país como Guatemala, menos ahora que se necesita a alguien superior a la medida de los gobernantes que hemos tenido. A pesar de que usted mismo se ha hecho mucho daño, también usted mismo puede revertir la debacle que va siendo su administración. Deje que la justicia haga lo que le corresponde. No mezcle lo personal con lo institucional. Apoye a los funcionarios que hacen bien su trabajo y cambie a los que no lo hacen. Lidere una lucha contra el miedo de firmar y encontrar soluciones, y contra la corrupción que desgraciadamente ha sido normal…
Aliarse con anónimos personajes a través de terceros “idiotas” para financiar lobby con políticos en Estados Unidos, es una vía alterna para hacer política exterior sin su Ministro de Relaciones Exteriores y la Cancillería, apoyando solapadamente a un exembajador, asesor o quién sabe qué; debilita su política exterior y hace que usted pierda credibilidad.
Tontos o cortos de entendimiento, ¡¡bah!!! No hay que ofenderse por el relato del actuar y alcances de esos cuatro. Además, no hay que ser hipócritas, porque si antes ellos (los gringos) decían «comunistas», los mismos que hoy reclaman la paternidad de “nuestros idiotas” amaban y calzaban cualquier acción e improperio que viniera del gobierno estadounidense y sus funcionarios; aún y estos fueran contra el propio país o el Presidente. (Ahora que está cerca el 27 de junio no nos podemos olvidar cómo salió el presidente Árbenz, por qué y quiénes lo sacaron).
Señor Morales, todavía está a tiempo de ser protagonista y no solo un actor de reparto.