Carlos Soto Pineda

Ingresé a la Usac sin conocer -propiamente dicha- su visión, y despreocupadamente enterado de la misión que desempeñaba.

Con el paso de los años comprendí -totalmente- la importancia que tenía en el devenir político y social de Guatemala y entonces le di sentido a lo que leía en ciertos documentos… “En su carácter de única universidad estatal le corresponde con exclusividad dirigir, organizar y desarrollar la educación superior del Estado y la educación estatal, así como la difusión de la cultura en todas sus manifestaciones… cooperará al estudio y solución de los problemas nacionales«… y con la visión de ser “la institución de educación superior estatal, autónoma, con cultura democrática, con enfoque multi e intercultural, vinculada y comprometida con el desarrollo científico, social, HUMANISTA y ambiental, con una gestión actualizada, dinámica, efectiva y con recursos óptimamente utilizados, para alcanzar sus fines y objetivos, formadora de profesionales con principios Éticos y excelencia académica».

Tuve compañeros de aula que se involucraron en la búsqueda de mejores condiciones de vida y equidad para la población, inicialmente en la Asociación de Estudiantes de Medicina (AEM), luego en la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU) que hasta su vida y primisorio futuro profesional ofrendaron por sus ideales, y también otros – la mayoría- que no les importaba nada más que aprobar cursos, de la forma que fuera y como fuera.

Compartimos angustias, frustraciones, alegrías, desvelos, jornadas extenuantes de estudio, partidos de básquetbol (en la cancha entre los edificios M3 y M5 – pertenecientes en esa época a la Facultad de Ciencias Médicas y la Escuela de Ciencia Política) conocida como “Plaza Oliverio Castañeda De León y alipuses en el «Tronco»… no pasábamos de “ponernos alegres” o de ir meciéndonos agarrados del tubo de la camioneta.

Luego comenzó la represión “selectiva”, con el surgimiento de pseudoestudiantes que tenían como “misión”, delatar “compañeros” universitarios, infiltrarse en los movimientos estudiantiles y sociales, “cooptarlos”, e informar a las instancias superiores represivas del Estado para su asesinato y/o desaparición.

Con el tiempo casi todo se corrompió y apareció la «Chicha», el vicio en toda su acepción, otro tipo de orejas, las trifulcas, el abuso.

Y cuando creíamos que todo lo malo había sucedido ahora “viralizan” en las redes sociales la cuasi crucifixión de un supuesto roba motos, vapuleado, amarrado, desnudado por los mismos “estudiantes” que no tienen los arrestos de defender a su Pueblo, luchar contra la corrupción, ni la gallardía y valor de los que se enfrentaron con sólo un lápiz, un cuaderno, su inteligencia y dignidad a las fuerzas represivas y a las balas, la picana eléctrica, la capucha con gamezán y a la tortura con sus ideas.

Así como estamos más valdría la pena gastar la mayor parte del presupuesto de la Usac en restaurar los murales históricos de la Ciudad Universitaria…sobre todo aquel que dice “Id y aprended de todos si no… comed caca”.

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