Carlos Soto

El jueves recién pasado, 15 de junio, tuve conocimiento directo y fidedigno de al menos seis robos a personas en las inmediaciones de la 3ª. a la 2ª. avenida, entre 9a. y 10ª. calles de la zona 1, sectores donde la Policía Municipal de Tránsito hace «su Agosto» colocando cepos e infracciones todos los días, donde «pululan» los elementos de la misma -circulando en motos y en pareja- por el sector en busca de infractores.

Una Policía Municipal con los recursos y el presupuesto como la de la ciudad de Guatemala, tiene toda la capacidad y tecnología como para coadyuvar junto a la Policía Nacional Civil a lograr la protección, garantizar el libre ejercicio de los derechos y las libertades fundamentales de los vecinos, salvaguardando su integridad y dignidad, respetando sus derechos, así como también prevenir la comisión de delitos y no sólo enfocándose en reprimir al vecino, multarlo, amedrentarlo, y ser -en lo que se ha convertido-, una especie de gendarmería encargada de la persecución de vendedores informales, de vecinos en busca de parqueo en la vía pública, la que cada vez tiene más larga la línea roja, al igual que la voracidad por colocar cepos y el cobro de multas.

Pedirle al actual Alcalde de la ciudad de Guatemala que implemente medidas de seguridad preventiva, -no represivas- para preservar el orden y la paz pública, mediante el establecimiento de políticas coherentes con la realidad actual, o que al menos colabore con la Policía Nacional Civil y/o autoridades del Ministerio de Gobernación, parece ser como «pedirle peras al olmo»… va a ser más fácil que se presente «voluntariamente» a su citación judicial.

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