Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82

No recuerdo haber visto de forma tan clara, una aceptación de Estados Unidos respecto a la incidencia que tiene en nuestros países la demanda de los americanos por el consumo de las drogas como lo hicieron Rex Tillerson y John Kelly ayer en un artículo en el Miami Herald.

Así explican ellos su deseo de involucrarse y poder replicar el Plan Colombia en los países del Triángulo Norte y además, explican cómo el país sudamericano se comprometió a través de sus instituciones y su sector privado, a poner $19 por cada dólar que los Estados Unidos de América invirtiera en el futuro de los colombianos.

La apuesta gringa es que con la generación de oportunidades menos gente deba ir al Norte y no esconden su necesidad de asegurar las fronteras para evitar no solo que más personas emigren en busca de un futuro, sino que desean asegurarlas para evitar que se les cuele algún terrorista.

Y para ello han orquestado reuniones con el vicepresidente Mike Pence, los tres mandatarios de los países del Triángulo Norte, otras autoridades y miembros del sector empresarial de los respectivos países.

Y me hago la pregunta expresada en el titular porque a pesar de que la mayoría de los asistentes a las reuniones dicen que desean cambios para el país, sus actuaciones no siempre respaldan lo que dicen en temas como la lucha contra la corrupción y la impunidad, las reformas al sistema en especial las del sector justicia, las reformas a la ley electoral y de partidos políticos además de un largo etcétera.

Dice el sector empresarial que su apuesta es que se reactive la economía, mejorando la infraestructura del país en el tema de carreteras y está bien, pero el futuro no solo puede depender de que hayan puestos de trabajo que deriven en mejores caminos para que los “alimentos no aumenten de precio”, porque también debemos pensar en mejorar y ampliar la infraestructura en educación y salud y de eso no dijeron nada.

Ser una nueva Colombia pasa por tener instituciones fuertes, pero llama la atención que los asistentes a la cita en Miami fueron opositores a las reformas al sector justicia y no vociferaron con la misma fuerza sus propuestas, sino se limitaron a decir que se tenían que discutir los cambios cuando ya sabemos que en el país “discutir” es sinónimo de entretener la nigua y no hacer nada al respecto.

Tener un éxito como el colombiano pasa por reformar el sistema político del país para controlar el financiamiento y para tener una mejor representatividad en el Congreso, puesto que mientras tengamos esos listados y los partidos monopolicen las candidaturas, todo será más de lo mismo.

Lograr cambiar nuestra realidad pasa por tener un mejor sistema de compras y reformar la Contraloría General de Cuentas porque hoy es imposible fiscalizar el gasto público con tanta unidad ejecutora y por eso es que el listado geográfico de obras, entre otros rubros, es la gallina de los huevos de oro de los corruptos.

Guatemala va a ser Colombia en la medida que más gente tenga oportunidades y cuando los que ya las gozamos ahora dejemos de ser privilegiados en el reino de la pobreza. Debemos entender que para que haya menos violencia y delincuencia debe haber más educación, salud y oportunidades.

Por el bien del país, ojalá quienes “nos representan” en la reunión de Miami cambien de actitud y seamos capaces de lograr acuerdos, porque si no, las reuniones en el calor de la ciudad de Florida serán infructuosas y terminarán siendo un paseo más.

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