Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

La Fundación para la Democracia de Estados Unidos hizo un reconocimiento muy especial a la abogada guatemalteca Claudia

Escobar, quien jugó un papel de enorme importancia en el proceso para destapar la forma en que se manosea la integración de las Cortes en nuestro país cuando fue abordada por el entonces diputado Gudy Rivera para garantizarle su inclusión en la lista de magistrados, siempre y cuando emitiera un fallo favorable a la entonces vicepresidenta Roxana Baldetti. La opinión pública guatemalteca está al tanto de los detalles relacionados con este caso y sobre todo los lectores de La Hora porque ellos, además, leen semanalmente sus puntos de vista en nuestra página editorial.

Considero que la licenciada Escobar es una mujer que dignifica a su género de manera verdaderamente ejemplar, puesto que demostró la importancia de actuar con apego a valores y principios en el desempeño de cualquier función en la vida. Pudo haber actuado como otras mujeres que figuran en la escena pública, es decir, anteponiendo sus intereses y ambiciones a cualquier consideración ética, pero ella no se sometió a las presiones y aún a costa de tener que ponerle fin a su carrera judicial y luego tener que emigrar a Estados Unidos para proteger a su familia inmediata, decidió denunciar lo que estaba ocurriendo y con ello sentó un precedente.

Hoy mismo se comenta en el editorial de La Hora el desperdicio que fue la elección de la primera mujer para la Vicepresidencia de la República porque lejos de enaltecer a todas las mujeres, Baldetti dio un pésimo ejemplo del mal uso del poder. Algo similar había ocurrido ya en el gobierno anterior, cuando el verdadero poder tras la enclenque figura del marido fue Sandra Torres quien, como Baldetti, usó su posición para buscar beneficios personales.

Escobar, en cambio, es una muestra digna del extraordinario papel que puede jugar una mujer cuando une valentía, dignidad, capacidad profesional y principios como guías de su vida. A nosotros nos complace sobremanera este reconocimiento porque viene justo cuando en el país se sigue boicoteando la reforma al sector justicia que pretende terminar con vicios como el que ella denunció oportunamente con toda la entereza que hace falta.

Sólo quien ha tenido que sufrir exilio por sus ideas y principios puede entender a Claudia Escobar porque se trata de una vida llena de dificultades y sinsabores. Dejar atrás, como ella dice, al resto de su familia con quienes no puede mantener ese contacto permanente tan necesario, es una de las tantas desgracias que implica.

Creo que en Guatemala no se ha reconocido adecuadamente lo que hizo Claudia Escobar y peor aún, ha sido criticada por buena parte de esa sociedad que se acostumbró a vivir en medio de la corrupción y la componenda. El premio que ha recibido internacionalmente no basta para eliminar los sufrimientos que empezó a vivir el mismo día en que tomó la decisión de grabar a Gudy Rivera para dejarlo en evidencia, pero nos permite reiterarle la admiración y el respeto que generan acciones como la suya.

Artículo anteriorGuatemala, el país de los bolos…
Artículo siguienteExtradición de Baldetti