Marco Tulio Trejo Paiz

Estos días en los que fue celebrada la Semana Santa en Guatemala, son sagrados.

Las procesiones realizadas en la capital y en otras ciudades de los departamentos demuestran que son varios millones de feligreses los que profesan la religión católica, como en Sevilla, España.

Y es que son multitudinarias las procesiones que nos causan emoción al ver las imágenes de Jesucristo y María, madre del Señor todopoderoso creador del Universo.

La Semana Santa atrae a muchos turistas de países centroamericanos y de otras partes del mundo porque se viven días de gran solemnidad.

En las calles citadinas de toda la República “hormiguea” la gente religiosa admirando las andas de casi media cuadra de longitud que llevan las imágenes de Jesucristo, de la Virgen María, madre de Dios, entre otras.

En este suelo hay dos conmemoraciones, cada año, significativas de los valores supremos de la humanidad: La Semana Santa y la Navidad.

Nos parece digno de mención que el espiritualismo es predominante entre la población.

Sintámonos felices porque el mayoritario sector católico celebró con júbilo y legítimo orgullo la Semana Santa, ¿verdad, mi querido Juan Pueblo?

Las autoridades adoptan medidas apropiadas en las vías para que todas las personas que participan en las procesiones y ocupan las aceras cuenten con garantías de orden, seguridad y tranquilidad.

Los turistas del istmo centroamericano, de los Estados Unidos de América del interior y del exterior se sienten en realidad seguros de que no habrá problemas y hechos delictivos a lo largo de las solemnes procesiones del catolicismo.

Indudablemente, la Semana Santa es una de las más importantes, de gran solemnidad y por demás admirables. La otra es la Navidad que recibe con devoción y respeto al Niño Dios que fue perseguido por los obedientes policías y soldados que se hallaban al servicio de Herodes y de otros soberbios personajes de mando absoluto, de hígados amargos que buscaban al prodigioso Niño para matarlo, pero fracasaron en su criminal intento anticristiano.

Bueno, Juan Pueblo ha quedado satisfecho de la apoteósica Semana Santa en Guatemala.

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