Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82

Hoy publicamos otro reportaje respecto al drama que se vive en el Corredor Seco, concretamente en Santa María Xalapán, Jalapa y en el trabajo de la periodista Grecia Ortiz queda en evidencia el drama que se vive ante la falta de alimentos, la marginación y la falta de oportunidades de la que son objeto millones de guatemaltecos como consecuencia de que, como Estado y nosotros como sociedad, hemos olvidado a muchísimos guatemaltecos.

Abundan los casos de corrupción, los de esa violencia que se genera por la mezcla perfecta entre la impunidad y la falta de oportunidades y eso nos debe obligar a entender que debemos, por obligación, encontrar terreno común expresado en una agenda mínima para reformar integralmente al Estado si es que en realidad queremos sacar adelante a Guatemala.

El jueves decía yo que de las voces que se oponen a las reformas se escucha mucha resistencia a los cambios propuestos, pero no se oye nada respecto a las alternativas que el país necesita. La polarización está al máximo nivel y no pasamos del debate ideológico en el que se encienden pasiones sin dar lugar a la razón y eso es muy peligroso porque Guatemala no se va a componer de esa manera.

Debemos ser capaces de cambiar la eterna historia que nos hace actuar como llamarada de tusa. Pasa lo del Hogar Seguro y se habla unos días del drama, pero luego todo queda en el olvido. En el 2015 se hablaba de reformas, pero bastó con que Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti terminaran en la cárcel con su camarilla, pero los vicios siguen ahí. Nos dormimos y al despertar, siguen estando ahí (parafraseando a Tito Monterroso) las causas estructurales de nuestros problemas y a la gente le fascina hablar de los efectos sin abordar las causas de los problemas.

Por eso es importante que en cualquier esfuerzo por encontrar terreno común participen sectores o personas de distintos orígenes, sociales y económicos porque la base de la sostenibilidad en cualquier ámbito, es la gente y las medidas que podamos tomar para ya no dejar atrás a los nuestros, buscando los mecanismos para que todos aquellos marginados puedan ir escalando, ofreciendo un sistema que al honrado se la ponga fácil.

Se dice en el reportaje de hoy, que hay algunos que no la pasan “tan mal” porque tienen familiares en Estados Unidos y en este proceso de reconstrucción nacional, los migrantes (no los tipo Marvin Mérida) deben tener una presencia fuerte y mucho qué decir porque son quienes hacen que nuestra economía respire artificialmente y que esto no estalle en mil pedazos.

Hace unos días enviaba algunos mensajes a personas con las que no pensamos igual (en apariencia) porque siempre he creído que con una agenda mínima como la que mencionaba mi padre esta semana (impunidad, corrupción y verdadera democracia), es muy difícil que haya desacuerdo porque además, es sencillo evidenciar como el reino de la impunidad siempre nos perjudica y quita más de lo que en apariencia beneficia.

Si la pobreza nos duele, si la violencia nos preocupa, si la impunidad nos atormenta, si la corrupción nos da asco, si la marginación nos entristece y si el estado actual de las cosas nos tiene hartos, es nuestra obligación hacer algo para cambiar y en realidad, a estas alturas del partido, no hay excusa que valga.

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