Juan Antonio Mazariegos G.

Las redes sociales se han convertido en verdaderas avenidas de opinión, detrás de cada noticia, artículo, comentario o fotografía se apiñan y amontonan cientos o miles de dedos positivos, corazones, emojis furiosos, asustados, llorones o sonrientes y otro sinfín de símbolos por medio de los cuales los usuarios externamos nuestra opinión, interés o nos mostramos a favor, en contra, enojados o felices de aquello que se muestra en la publicación que acapara nuestra atención por unos segundos.

Hace unos meses leí en algún lado que Facebook, entiendo que todavía hoy la red social más difundida en esta parte del mundo, tenía en estudio el lanzar una opción de no like o dedo pulgar negativo y que la decisión de la compañía sobre establecerla o no, se encontraba en suspenso luego de analizar que un no like mermaría el crecimiento de la red social pues las personas que usualmente publican y que son quienes la alimentan y la hacen inmensamente popular se abstendrían de hacerlo ante la posibilidad de ser cuestionadas, criticadas o rechazadas.

La crítica y la protesta por emojis es sin duda hoy mayor que cualquier otra que se produzca por otra vía, la comodidad de presionar un botón desde el sillón de mi casa u oficina, con mi eficiente dedo pulgar que se convierte en una herramienta multitareas deslizando, escogiendo y presionando, tiene múltiples ventajas sobre el externar una opinión, mediante un manifiesto, un artículo o a capela en medio de cualquier plaza.

Que las personas tengamos un medio para expresarnos tiene un inmenso valor y de esa manera debe de entenderse la tecnología, como un valioso instrumento que nos permite hacerlo. El problema es que no necesariamente aquello que acapara nuestra atención es sopesado, verificado o cuestionado, la red social apela al instinto del usuario quien a flor de piel externa lo primero que se le ocurre o desea y de esa manera se conforman las nuevas mediciones de opinión, las cuales deben de tener un valor excepcional al marcar tendencia y guiar a las masas, cuando ya la misma compañía que maneja la red se plantea establecer un filtro que valide la veracidad de las publicaciones que se realizan en ella e inciden en la opinión de las personas.

Creo que la gente de Facebook sabe lo que hace al evitar que nos cuestionemos o rechacemos entre Nosotros, la cultura del no like ya existe en nuestras vidas y esta presente, no en la manifestación negativa del lector a través de un pulgar invertido, si no en la posición de critica del que publica, pues no podemos negar que hoy quienes utilizan las redes sociales para manejar sus intereses o fines han entendido que lo que más vende es la crítica y que mientras más ácida esta sea más usuarios disfrutarán sumándose a ella.

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